«Acepto la fama, pero intento vivir una vida normal para que no me afecte»

Manuel Carrasco afirma que ha dado un giro «más espiritual» a su carrera, teniendo en cuenta todo lo asceta que se puede llegar a ser siendo un músico de multitudinarias e interminables giras. Por esta razón en parte ha dispuesto presentar su quinto disco, «Habla», en teatros: «He decidido cambiar mi forma de trabajar, ahora soy más sereno pero la esencia es la misma». Para sus dos conciertos de Huelva ya está todo el papel vendido y al Lope de Vega de Sevilla llegará el 27 de febrero, con las entradas agotadas en sólo 10 horas. Allí presentará «temas sinceros, llenos de mensajes de vida y que recopilan historias», dice. Han pasado tres años desde que publicara «Inercia», su anterior disco que lo consolidó como un artista que gusta por igual a hombres y mujeres. Bromeando sobre dicha condición, apunta: «Canto a lo que está en el aire e intento llegar a la parte emocional de cada uno. Después de tantas canciones he llegado a la conclusión que por mucho que hombres y mujeres discutan, al final no somos tan diferentes».

Algo parecido piensa de Madrid o Barcelona como plazas indispensables a la hora de triunfar en el mundo de la música: «Un artista que decida no salir de Andalucía también puede tener éxito. Quizás le cueste más, pero el que es bueno, lo es dentro y fuera de nuestra tierra». Continúa: «No creo que sea imprescindible gustar en Madrid ni que ese hecho te garantice nada porque la música no es una cosa territorial. Las emociones son las que son, en Sevilla o en Barcelona».

El verano pasado Carrasco viajó a Italia para reordenar sus ideas y hablar consigo mismo. Fruto de ello grabó «Habla», con la colaboración de la orquesta Sinfónica de Roma en tres canciones: «Siempre he tenido la misma intención y ha sido que mi música mejore siendo honesto conmigo mismo», cuenta. Y es que dicho por él, sus canciones no son más que sus pensamientos pronunciados en voz alta y con algo de ritmo. «Siempre se me dio mejor expresarme con la música que con las palabras», explica al tiempo que se define como «valiente por exteriorizar lo que me inquieta».

Manuel Carrasco se manifiesta como un artista comprometido con su tiempo cuando confiesa que sus preocupaciones pasan por «el paro juvenil, la difícil situación de los marineros y la apatía en la que vive en la sociedad». Músico de los de «a pie de calle», no es difícil verlo paseando por su Isla Cristina natal con sus amigos de toda la vida: «¿Cómo voy a vivir ajeno a la crisis cuando veo familias enteras derrumbadas?», pregunta retóricamente. Por este motivo considera la fama y lo anormal de trabajo como un mal menor: «Acepto la fama pero intento vivir de manera normal para que no me afecte. Es algo inherente a la profesión».

Los proyectos futuros de Manuel Carrasco pasa por ampliar su espectro de público: «Me queda mucho por conquistar», dice tímidamente obviando sus varios discos de Platino y sus número uno en varios países de América Latina. Su último trabajo en el primer día de venta ya era disco de oro y se colocó número de iTunes. «Mi principal preocupación —dice no obstante— es hacer una buena canción, lo demás ya vendrá. Si da más o menos dinero, yo me adapto a la situación de mi país».