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Cita de enemigos íntimos

Cita de enemigos íntimos

LAURA MARTA

Se le puede arrinconar y mandar a dos metros por detrás de la línea de fondo. Se le puede agobiar con saques incontestables. Nadal siempre dará el paso hacia delante. Siempre encontrará un resquicio para responder. Pasa como nadie del «he empezado muy nervioso, muy lento y golpeando muy corto» al «en el tercer y cuarto set he estado muy bien, mental, física y tenísticamente».

Lo sufrió Tomas Berdych, obligado a un juego intenso y extenso que le funcionó muy bien durante el primer set. Golpes planos y demoledores que encontraron huecos en la indecisión del español, pero terminó sucumbiendo por 6-7 (5), 7-6 (6), 6-4 y 6-3. Hay dudas en su juego, pues Berdych fue el primer rival de entidad en su camino, y le hizo palpar la derrota, pero Nadal tiene estas cosas: termina golpeando siempre más, y más fuerte.

Lo sabe su histórico y siguiente rival, Roger Federer, que confluye en las semifinales con hambre de triunfos, y después de barrer a Juan Martín del Potro (6-4, 6-3 y 6-2). Es el eterno duelo. Mañana suman 27. Ambos tenistas se esperan: «Me gustaría tener una nueva oportunidad contra Rafa después de nuestro último partido aquí», afirmó el suizo. El suizo gana la batalla sobre pista rápida por 5-4 y todavía no ha cedido ni un solo set. Desde aquel primer encuentro entre ambos en el Masters de Miami de 2004, no ha habido dos encuentros iguales. Aunque sí hay una característica común: los dos despliegan su mejor tenis, y dejan duelos para la historia. Nadal juega mañana contra sí mismo ante un Federer de guante blanco.

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