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FERNANDO R. LAFUENTE EL EDITOR INVENCIBLE

ABC

Sólo la muerte, y a traición, como suele llegar, ha logrado vencer a Germán Sánchez Ruipérez, librero en Salamanca, editor en Madrid, lector universal, hombre tranquilo, honesto y generoso, sencillo y llano, como su tierra castellana. Sólo la odiosa muerte ha conseguido romper el hilo invisible que le unía con los libros, con los lectores que él tanto, con su encomiable labor, ha creado a lo largo de décadas en un lugar como España en el que se respira una cierta alergia a la letra impresa. Libro a libro, librería a librería, ciudad a ciudad, convirtió Anaya, un símbolo renacentista salmantino, en una poderosa editorial, que después fue un grupo y que después fue el universo del libro en español en todo Iberoamérica.

Germán, el queridísimo y entrañable Germán, no contento con ello, hizo de la Fundación que lleva su nombre el referente inexcusable de la lectura en el ámbito de la cultura en español, con una generosidad, tanto financiera como personal, inédita en esta gran nación de cicateros. Leer, leer, esa fue la bendita obsesión. La voluntad de llegar al último rincón con los libros, con la orteguiana misión pedagógica, tan dura en este duro país, de extender la lectura, de hacer que el libro esté presente en la vida cotidiana de los ciudadanos, en recordarles que ya sea en papel, en pantalla o como el futuro se invente, el libro, la lectura, las letras una detrás de otra son las que cuentan una historia, desvelan un sueño, narran una tragedia, anuncian un nuevo pensamiento, descubren una memoria olvidada; que las letras fueron, son, serán, querido Germán, el fundamento de un conocimiento intelectual, de un sentimiento melancólico, de un saber vivir, y morir.

Ese es el legado invencible de Germán Sánchez Ruipérez, su profunda convicción, su anhelo a lo largo de su muy fecunda vida, de compartir con sus compatriotas, y con los de más allá, ese arrebatado amor por los libros, por la edición, por la lectura. Recordó el gran escritor chino Lu Xun que: «De la esperanza no puede decirse que existe, ni puede decirse que no existe. Es como los caminos que cruzan la tierra. Porque, en realidad, y para empezar, la tierra no tenía caminos, pero, cuando mucha gente pasa por un sitio, se hace camino». Son todos los libros editados por Germán los que ahora trazan el emocionado camino de un editor invencible.

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