EL CINE COMO BEBEDIZO
En el desfiladero del cine mudo al sonoro se despeñaron grandes estrellas, como una visual metáfora del doble sentido de la palabra «garganta». Hubo milagros, equilibrios, como el de Chaplin, y muchas, muchas películas entonces, luego y ahora para desgajar la pesadilla del sueño. Billy Wilder no ganó el Oscar con «Sunset Boulevard», obra maestra sobre el declive de una estrella del mudo; en cambio, el director francés Michel Hazanavicius gana ahora ese Oscar y todos los demás que no consiguió la película de Wilder. El primero de los motivos es, probablemente, que frente a ella no ha competido «Eva al desnudo», que acaparó los premios aquel año; pero hay otros: que «The Artist» recrea no sólo el ambiente, el clima y el alma de aquella época, sino también sus peculiaridades narrativas y de lenguaje, especialmente la de ser «muda» y la de explicarse al modo y ritmo de aquellas películas prácticamente olvidadas, que la convierte en una obra cinematográfica de alto riesgo. El riesgo
consiste en el «cómo» se ha hecho y no en el «qué» se cuenta en ella, un detalle que le ha valido las reticencias de la crítica con minúsculas, siempre pendiente del peldaño con el que se va a tropezar. Lo mejor de «The Artist» (además de absolutamente todo) es la manera elegante, ingeniosa y emotiva en la que convierte los clichés en algo único y en mensajera de emociones nuevas o perdidas.
Cierto, «The Artist» no competía contra «Eva al desnudo», aunque sí contra varios títulos a los que el tiempo tiene previsto respetar e incluso aportar algún pellizco de levadura, como «La invención de Hugo», que desentierra el mismo tesoro, el corazón del cine, y en la misma isla, en sus orígenes, su narcosis, su efecto estupefaciente y sus secuelas..., algo que tampoco es complicado advertir en títulos como «El árbol de la vida» o «Midnight in Paris». «Los descendientes», de Alexander Payne, no habla de los orígenes del cine ni de su efecto narcótico, sino de otros orígenes y otros efectos y afectos, pero sospecho que también para ella tiene el tiempo reservado un lugar en el sol.
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