«El rostro de la Virgen del Mayor Dolor estaba partido en cuatro trozos»
Álvarez Duarte explica que había «un riesgo del 90%» de que sufriera un grave percance

La Hermandad de las Aguas repuso ayer al culto, después de tres meses de restauración, a la Virgen del Mayor Dolor . Una intervención que, a pesar de que se planteaba para un mes y que consistía a priori en la limpieza de la policromía —que presentaba un color verdoso— se tuvo que alargar irremediablemente tras descubrir su restaurador, Luis Álvarez Duarte , que el estado de la imagen era «dramático», y que había «un riesgo del 90 por ciento» de que durante la estación de penitencia hubiera sufrido un percance, ya que «tenía s eccionda la cabeza en cuatro partes, que se estaban separando».
El imaginero explicó ayer a ABC de Sevilla que, cuando llegó la imagen a su taller de la localidad de Gines, «cuál fue mi sorpresa cuando observé una fisura en la cara». Tras pasarla por los infrarrojos, los ultravioleta y hacerle algunas radiografías, comprobó cómo estaba partida en cuatro partes y tenía unos huecos sin rellenar en el interior, que estaban a punto de causar un grave percance en la imagen, sobre todo cuando el Lunes Santo va sobre el paso con las levantás y con la corona , que al no tener pollero como un paso de palio y todo el peso recae sobre la talla.
Estos huecos estaban producidos porque, tras la restauración que le practicó Peláez del Espino , que le introdujo unos hierros en el interior que, posteriormente, «Bonilla extrajo pero no los rellenó con madera, como debió haber hecho ». También se le han extraido « cuarenta y pico puntillas ».
Cuando descubrió este problema, llamó «rápidamente» al hermano mayor, Antonio Arrondo, para contarle lo que ocurría y que fueran a verla. « Fue muy duro para la comisión , ya que vieron a la imagen en un estado muy delicado», afirmó Álvarez Duarte. Cuando la vieron restaurada, « ha habido hasta lágrimas ».
Para el escultor, «ha sido una de las intervenciones más complicadas que me ha tocado hacer, junto con la que realicé de urgencia en 2008 al Cristo de la Expiración del Museo por el accidente en los pies durante la subida al paso» y sólo se ha encontrado un caso similar: el de la Virgen del Gran Poder , también restaurada por Peláez del Espino.
Para Álvarez Duarte, ha sido más el trabajo interno que el que ha practicado externamente en la imagen. Sin embargo, también le ha limpiado el rostro a la imagen, eliminando el color verdoso y rescatando la policromía de Antonio Eslava , dejándole «unas veladuras muy agradables». «Va a llamar la atención», sentenció.
«Un estado precario»
El año pasado, mientras el vestidor cambiaba a la imagen, descubrió cómo tenía las dos articulaciones rotas, que dejaban sus brazos sueltos y sin movilidad alguna . En aquel momento, el imaginero tuvo que hacerle una restauración de urgencia y dotarla de brazos nuevos, ya que, incluso, los anteriores eran desproporcionados, siendo los antebrazos más largos que los brazos . Así, Álvarez Duarte no se explicaba el estado de «descuidado que no era de recibo» que tenía esta imagen.
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