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ESTUDIO CON 40.000 PACIENTES

El corazón femenino es más resistente

RAFAEL IBARRA

Ya se había visto hace ocho años en cerca de mil pacientes con insuficiencia cardiaca, pero ahora se acaba de demostrar en más de 40.000. Las mujeres son más fuertes que los hombres, en términos cardiovasculares, o, dicho de otro modo, los varones tienen, a igualdad de condiciones cardiacas, mayor probabilidad de fallecer que las mujeres.

La revista «European Journal of Heart Failure» publicó ayer los datos de un macroestudio que confirma que el sexo masculino es un factor de riesgo independiente de la mortalidad en pacientes con insuficiencia cardiaca. El análisis, dice Manuel Martínez-Sellés, coordinador del trabajo, «representa la mayor valoración de género y riesgo de mortalidad en insuficiencia cardiaca realizada hasta la fecha y confirma lo que habían sugerido estudios previos».

La insuficiencia cardiaca, explica este especialista del hospital Gregorio Marañón de Madrid, es el principal motivo de ingreso hospitalario en todo el mundo. Se produce cuando el corazón deja de bombear suficiente sangre debido a una lesión en el ventrículo izquierdo. De alguna manera—añade— «el ventrículo derecho del corazón de la mujer está mejor preparado para una insuficiencia cardiaca que el del varón, lo que facilita su recuperación».

El trabajo estudió los análisis realizados entre 28.052 varones y 13.897 mujeres con insuficiencia cardiaca crónica. Los datos valoraron la supervivencia de más de tres años de seguimiento y mostraron que el 25,3 por ciento de las mujeres y el 25,7 de los hombres fallecieron durante los tres años, lo que representó una tasa de mortalidad de 137 muertes por cada 1.000 pacientes en los hombres y de 135 por 1.000 pacientes en las mujeres.

Sin embargo, al ajustar por edad los datos se apreció que los hombres tenían un riesgo de un 31% mayor de muerte que las mujeres. ¿Por qué? «Las mujeres tienen un menor remodelado ventricular, una mayor preservación de la función ventricular derecha y una mayor protección contra las arritmias ventriculares, la activación neurohormonal, las mutaciones genéticas y la apoptosis». Algunas de estas ventajas «podrían estar relacionadas con el embarazo o con la herencia genética específica al sexo femenino», concluye Martínez-Sellés.

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