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La Semana Santa en la intimidad de los pueblos

Las localidades de la provincia sevillana conservan un rico patrimonio y un conjunto de tradiciones que resiste a la uniformación de la fiesta

alberto mallado

Más allá de la moda y la bulla. Sin dejarse arrollar aún del todo por un canon impostado. Existe una Semana Santa que resiste al tiempo y a la uniformidad . En las localidades de la provincia subsisten dramas sagrados modelados a imagen y semejanza de cada pueblo. En ellos, la conjunción de imágenes, pasos, penitentes, calles, sonidos, luces y olores no son improvisados, son una destilación de siglos que permanece fiel a su esencia. Recorrer los pueblos de la provincia en estos días de la Semana Santa es hacer un viaje por su más honda intimidad, por la desnudez de sus tradiciones más acendradas.

En los pueblos de Sevilla encontramos restos de ritos que se pierden en el tiempo junto a un patrimonio artístico que en poco tiene que envidiar al de la capital. Los principales nombres de la imaginería firman aquí tallas de enorme valor: Juan de Mesa tiene un crucificado en Osuna y otro en Las Cabezas de San Juan ; de Francisco de Ocampo es el Nazareno de Carmona que procesiona el Viernes Santo por la tarde; Duque Cornejo hizo la Virgen de esta misma hermandad en 1696; en Carmona hay también una imagen atribuida a Pedro Roldán; a la Roldana se le atribuyen los nazarenos de Osuna y Las Cabezas , ambos bellísimos; la Virgen de las Angustias de Alcalá del Río es una obra de Montes de Oca realizada en el siglo XVIII y de singular belleza. Hay también imágenes que entroncan con el gótico como el Cristo de las Misericordias, de estilo gótico tardío y de curiosa estética de influencias flamencas en Las Cabezas o los crucificados de la Salud y Confalón en Écija.

Arco romano

En Carmona las cofradías pasan bajo el arco romano del Alcázar de Abajo, construido en la misma época en la que vivió Cristo. En Estepa, los pasos desafían el espacio entre las estrechas calles del centro. En las localidades de la Sierra Norte, ascienden por calles empinadas . En Utrera trazan su recorrido por rincones plenas de sabor a pueblo y en Osuna o Écija recorren calles plagadas de palacios.

Las tradiciones propias cambian en cada localidad. Hay sonidos únicos, como las saetas marcheneras que tienen varias formulaciones o las de Alcalá de Guadaíra . Ritos en los que se adivina un origen común, como las ceremonias del «Encuentro» entre los pasos. Es la persistencia de la representación que la hermandad del Silencio de Sevilla llevaba a cabo en la Plaza del Duque. Todavía lo conservan las hermandades del Nazareno de varias localidades y se celebra en la mañana del Viernes Santo.

Es el caso, entre otras de Constantina, donde Jesús y la Virgen hacen su recorrido por separado hasta que se encuentran en la Plaza del Llano. En Mairena del Alcor además una joven que representa a la Verónica sube al paso para limpiar el rostro a Cristo. En Marchena se celebra la ceremonia de El Mandato . En Las Cabezas de San Juan de madrugada se representan las tres caídas de Cristo y el encuentro entre San Juan y la Virgen.

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