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manuel olivencia

«El PSOE creía que fabricaría a un líder a la derecha si yo triunfaba en la Expo 92»

En vísperas del veinte aniversario de la Expo 92, Olivencia hace un balance positivo de la Muestra, en la que cesó como comisario tras denunciar irregularidades en la gestión de Jacinto Pellón

«El PSOE creía que fabricaría a un líder a la derecha si yo triunfaba en la Expo 92» raúl doblado

maría jesús pereira

Excomisario de la Expo 92, abogado y catedrático de Derecho Mercantil

—¿Cómo sería hoy Sevilla de no haberse celebrado la Expo 92?

—Sería impensable tal y como es. Gracias a ella se hicieron once puentes, carreteras, ferrocarriles, un aeropuerto, se arregló el río, se restauró el monasterio de la Cartuja y otros muchos monumentos ... Si no hubiera habido Expo 92, el tren pasaría todavía por la calle Felipe II, donde había un paso a nivel. Hasta 1992 Sevilla terminaba en el muro de la calle Torneo y nadie sabía que al otro lado había una isla maravillosa .

—¿Ha pagado Sevilla caro el haber sido privilegiada con la Expo?

—Cuando terminó la Expo 92, comenzó la crisis del 93 y había una excusa política para decir que la ciudad ya había recibido mucho. Sevilla no pagó la Expo 92. Una de las lecciones que aprendí es que la Expo del 29 fue un fracaso porque fue sufragada por el Ayuntamiento y la estuvimos pagando hasta los años 70. Procuré que la Expo 92 fuera un proyecto de Estado y que Sevilla no se endeudara. Luché para que sus cuentas fueran equilibradas. Después las cuentas se dispararon y se disparataron con la excusa de llegar a tiempo.

—¿Se han aprovechado bien las inversiones de la Expo en la Cartuja?

—A salto de mata porque faltó un proyecto de tránsito. Yo le expuse a Felipe González que después de la Expo había que mantener el interés público de la Cartuja y eso lo defendía una persona que no era socialista.

—¿Mereció la pena el cargo de comisario tras tantos desengaños?

—Fue una experiencia única y volvería al aceptar el cargo pero sin pasar por algunos disgustos.

—Se quedó con la miel en los labios al dejar la comisaría tras siete años en el cargo y a sólo nueve meses de la inauguración de la Expo.

—Yo nunca había ambicionado la miel. Yo entendía que trabajaba por los intereses de España.

—¿Se fue sin que le dieran una invitación para visitar la Exposición?

—Un día, el ministro Virgilio Zapatero me preguntó qué me parecía la Expo. Le dije que no la había visto porque aún esperaba recibir una invitación de honor. Me dijo que me haría llegar la invitación y se la pidió al consejero delegado de la Sociedad Estatal Expo 92, Jacinto Pellón, quien dijo: ¡Que Olivencia venga a pedírmela! La invitación se quedó encima de la mesa.

—La Expo 92 fue un éxito pero ¿fue la Expo que usted soñó?

—No. Hubo cambios y muchas tensiones políticas. Ellos creían que si yo triunfaba en la Expo estaban fabricando a un líder de la derecha.

—¿Quiénes eran ellos?

—El PSOE y especialmente el PSOE de Manuel Chaves.

—¿Qué le faltó a la Expo 92?

—Se cambió el mensaje de la era de los descubrimientos por la fiesta. Queríamos reunir a los premios Nobel para que hicieran un manifiesto Sevilla 92 para la conservación de la naturaleza e incitar la capacidad de descubrimiento del hombre. Ese programa se quitó y se abandonó hasta el himno de la Expo 92 del maestro Castillo porque había sido hecho en mi época. No podía sonar porque era un símbolo de Olivencia.

—Uno de cada cinco contratos de la Expo se adjudicó directamente y muchas obras se hicieron sin licencia. ¿Podía haberse llegado a tiempo siendo escrupulosos con la Ley?

—Sin duda ninguna. Hasta que llegó Pellón todas las obras las hicimos por concurso: el cerramiento, acceso y explanación del terreno. Pellón llegó a la Expo 92 cuando se había convocado ya el concurso de infraestructura. Ahí se produjo un cambio político porque ensalzaron a Pellón porque era del PSOE.

—Sin embargo, Pellón dijo que en la Expo 92 le dejaron solo porque el PSOE no hizo suyo el proyecto.

—Todo lo contrario. En 1991 Pellón diseñó un equipo para la celebración y explotación de la Expo 92. Trajo un equipo del grupo Prisa (editora de El País y propietaria de la cadena Ser). Entre la gente de Prisa estaba Augusto Delkader, quien me confesó que estuvo trabajando para la Expo escondido en un piso de Mairena porque una de las facultades del comisario era dar el plácet al nombramiento de altos cargos y yo no lo daba porque no se me justificaban esos nombramientos. En varias ocasiones yo presenté la dimisión porque no me sentía respaldado por Felipe González. No me la aceptó hasta que el presidente me dijo que Pellón le planteó la disyuntiva: «O éste o yo». Fue entonces cuando González me dijo: «La mejor solución para todos, y sobre todo para ti, es que te vayas».

—¿Acabó la Expo 92 con 250 millones de euros de pérdidas?

—La rendición de cuentas de la Expo 92 fue ruinosa porque no se contuvo el gasto de ninguna manera y las cuentas no fueron transparentes. Cuando cerró la Expo, el Gobierno decidió liquidar la Sociedad Estatal sin hacer un balance de liquidación. Cuando el Gobierno se dio cuenta del error, decidió conservar la Sociedad Estatal y cambiarle el nombre por el de Agesa. Por lo tanto, Agesa no es la heredera de la Expo, sino la misma Sociedad Estatal Expo 92.

—¿Le dolió que le llamaran a declarar a la Audiencia Nacional por las cuentas de la Expo 92?.

—El Tribunal de Cuentas encontró irregularidades en las cuentas de la Expo 92, pasó el asunto al juez Garzón y éste decidió llamar a todos los altos cargos. Al primero que llamó fue a mí, cuando el «rebujito» lo habían hecho en el balance final de la Expo 92 para encubrir aquello que yo había advertido. El primero que sufrió la pena de sufrir las escalinatas de la Audiencia fui yo, cuando precisamente a mí me cesaron por denunciar esas irregularidades.

—Pero Garzón sobreseyó la causa.

—Bueno, fue la típica instrucción del juez Baltasar Garzón.

—Pellón creía que usted no entendió su papel en la Expo 92.

—Fue él el que no entendió que el comisario era el representante del Gobierno en la Expo 92 y, por tanto, la máxima autoridad. Hubo un momento en que le dije: «O me presentas las auditorías internas o dimito». Entonces, una noche llegó a mi despacho con unos archivadores, me los lanzó despectivamente encima de la mesa diciéndome: ¡Aquí las tienes! Me dijo que lo hacía porque el mismo que le había dicho que no le entregara ni un papel al comisario, le había dicho ahora que me diera las auditorías.

—¿Quién era esa persona?

—No lo sé. Llámele X.

—¿Le ha perjudicado profesionalmente ser suegro del presidente del PP-A, Javier Arenas? Se lo digo porque el PSOE le implicó en el asunto del fondo de reptiles.

—No me han encontrado nada y si me han usado de ariete es una satisfacción porque significa que no encuentran nada contra Javier Arenas.

—Usted percibía un deseo de cambio político, pero el cambio no ha llegado a la Junta. ¿Cómo interpreta que los andaluces apostaran por la izquierda tras el caso de los ERE?

—No entiendo que un pueblo no reaccione frente a una serie de escándalos, como el caso de las comisiones, los ERE, la droga, los clubes nocturnos... No comprendo que todo eso se pueda perdonar con dinero público y que haya fidelidad a un partido. En definitiva esto es un régimen y el régimen ha cultivado a su gente. La izquierda ha sido fiel a sus siglas, pero lo curioso es que los que no han querido votar al PSOE se han ido a IU y ahora IU es la que va a hacer posible que gobierne el PSOE. El correctivo es que el que gana no gobierna y el que pierde es el que gobierna con la ayuda del que menos escaños tiene.

—¿No será que los andaluces han visto que el PP exigió al PSOE dureza frente a la corrupción, algo que los populares no hicieron en Valencia y Palma de Mallorca?

—Bueno, la Junta se ha personado en el tema de los ERE para blindarse y decir que está acusando.En Andalucía estamos ante un volumen de corrupción de tal calibre que por ahora el PSOE no ha combatido tampoco la corrupción porque todo se ha quedado en un director general. No se ha culpado a los consejeros de Empleo ni a ningún presidente de la Junta ¿Cómo se pueden manejar mil millones de euros de fondos públicos sin que se enteren los de arriba?

—¿Qué opina de un posible pacto PSOE-IU para gobernar la Junta?

—No será bueno para Andalucía. Ahora el más razonable es Sánchez Gordillo, que dice que no pacta con un partido al que ha estado calificando de corrupto y deja gobernar a la lista más votada. Hay gente que con tal de que no gobierne la derecha disculpa las comisiones, los sobornos, las inclusiones de familiares en ERE y empleo público... Eso me parece anormal democráticamente.

—¿Qué opina de los recorres de Rajoy y de la reforma laboral?

—Que son necesarios e impuestos. La situación que se ha encontrado es verdaderamente calamitosa, estamos al borde del precipicio y en cualquier momento puede explotar una situación de intervención.

—Como abogado mercantilista, ¿cree suficientes los juzgados existentes para atender las quiebras que se producen?

—Tendrían que haberse multiplicado los juzgados mercantiles porque muchos jueces están librando batallas heroicas. Un juez de lo Mercantil de Málaga ha dicho en una resolución que él y su personal están al borde del suicidio colectivo.

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