El hotel de Sevilla ya es otra vez el Alfonso XIII
Anoche, cuando se cumplía un año justo de su cierre por obras, se celebró una fiesta de inauguración con cientos de invitados en la que el ministro de Industria aseguró que «este hotel es un ejemplo para toda España»

Como aquella noche del banquete de Alfonso XIII y doña Victoria Eugenia, con el piano de Pareja Obregón de fondo, Sevilla se desplegó entre alharacas y champán ayer para resucitar el espíritu del rey que dio nombre al hotel de la Exposición Iberoamericana que levantó Espiau por designación de Aníbal González. Entonces se celebraba la boda de Isabel Alfonsa, la infanta que salió adelante gracias a su vaquería de Dos Hermanas, con el conde polaco Juan Cancio Zamoyski . Cuántas casualidades. Ellos festejaron su unión con todo boato pese a que las convulsiones de fuera les acabarían arrastrando a una vida de sobresaltos. Anoche todo era muy parecido. Por eso hay quien denomina ya a este templo de los sueños de Sevilla el «hotel de los olvidos». La fiesta de ayer fue una válvula de escape. Un respiro. Una demostración de fortaleza . Porque el Alfonso XIII festejaba su resurrección en plena crisis. Justo un año después del día en que cerró para remodelarse. Demostrando que en apenas 365 días de parada no se daña el corazón de Sevilla .
Allí estaba la ciudad elegida confundiéndose con estampas clásicas de mayordomos y flamencas sirviendo champán francés sobre cuarteto de cuerda y diálogos operísticos de tenores y sopranos de balcón. Así que cuando el director, Carlo Sufredini , dio por inaugurado oficialmente el nuevo tiempo de este hotel de película, en el que ha dormido la hermosura de Grace Kelly o de Audrey Hepburn, todo parecía estar sacado de una máquina del tiempo. Hasta que el alcalde, Juan Ignacio Zoido, puso por unos instantes los pies en el suelo: « Esta rehabilitación se ha hecho en un tiempo récord en un hotel que es referencia en el mundo entero y que sólo podía estar en Sevilla, así que le deseo suerte en estos momentos en los que la crisis se está prolongando más de lo deseado».
El ministro de Industria, Comercio y Turismo, José Manuel Soria, también se dio un baño de realismo: «Esta obra de rehabilitación es de las que cualifican y mejoran el sector turístico, llamado a sentar las bases de la recuperación de España , por lo que en unos días tan malos como éstos desde el punto de vista financiero, esta obra ha de suponer el paradigma de lo que puede y debe hacerse en otros lugares». Y sin que hubiera tenido tiempo siquiera de respirar tras sus palabras, un guía ataviado de Alfonso XIII reclamó a los invitados que le siguieran para pasear por los rincones renacidos en los que otrora descansaron Hemingway o Evita Perón, Orson Welles o Jackie Kennedy, Sofia Loren o Diana de Gales . El paraíso de las propinas, el hotel de Sevilla por antonomasia, ya es otra vez palacio del lujo. Que ayer se vistió de esmoquin para honrar su historia, sólo cerrada a su destino durante la República, ay el Andalucía Palace, y en este año de arreglos. Lo dijo de forma terminante el presidente de los hosteleros, Manuel Otero, en la pasarela de entrada. Pasarela. Otro homenaje al pasado. « Este hotel es conocido en todo el mundo y es una marca para la ciudad también ».
Muchos de los invitados a la gran fiesta todavía no conocían su restauración. Era el caso del diseñador Victorio, que no cesaba de alzar la vista para no perderse ni un nuevo detalle. «¿Esto estaba ya o es nuevo?», se preguntaba en los corrillos como queriendo ordenar la memoria. Y todos iban aportando algo. Era como si la música de fondo invitara a contemplar en silencio. Pero en realidad lo único que seguro que no ha cambiado no estaba en la estructura, sino en el ambiente. Los guiris en calzonas, prototipo de los potentados en su asueto de alcurnia, contrarrestaban la guapura de quienes estaban participando en la gala festiva de los violines. La ciudad oficial junto a los turistas libres. En el banquete con remembranzas de la infanta Isabel Alfonsa con el conde Zamoyski había una representación de toda Sevilla. Los hoteleros, los hosteleros, los empresarios —con los hermanos Herrero—, los políticos —desde el ministro Soria y Zoido a los concejales Gregorio Serrano, Asunción Fley, Dolores de Pablo-Blanco, Demetrio Cabello, Carmen Crespo...— y las personalidades sociales. El abanico se abría desde María Luisa Guardiola , presidenta de Andex, y su marido, Luis Manuel Halcón de la Lastra , a la modelo Raquel Revuelta y su pareja, el torero Raúl Gracia El Tato. Entre todos trataron de dar lustre a unas paredes que encierran mil historias secretas, cientos de estrellas a hurtadillas, versos de los más grandes escritores, martinis en los labios de Hollywood , resacas reales de Feria, historias para la Historia y millones de sueños. En ese hotel que anoche celebró el banquete de su boda eterna con Sevilla, sin echar de menos a los que no quisieron ir —que fueron más de los esperados—, se oyó ayer el remate de Manuel Pareja con su piano: «Qué bien parecen / doña Victoria Eugenia / y Alfonso XIII» .
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