Caer con honor
El Betis dio la cara: no se puede pedir más contra un grande de Europa
La voluntad volvió a no ser suficiente (0-1)

Especialmente hasta el golazo de Rashford, el Betis se mostró competitivo, jugó con verticalidad y mantuvo a su hinchada excitada en las gradas. Juanmi pudo marcar hasta en cuatro ocasiones, pero no era su día. En el minuto 90, los aficionados de Gol Sur empezaron ... a entonar «Te quiero, Betis» y el estadio entero les siguió. Tras el pitido final, los jugadores recibieron la ovación en el centro del campo. Los dos ingleses que asistían al encuentro a mi lado se miraban atónitos.
Como todo el mundo sabe, el «Viva er Beti manque pierda» se gestó como eslogan que sugería la imposibilidad de supeditar el goce a los triunfos, los cuales fueron esquivos al club de Heliópolis durante mucho tiempo —de hecho, durante la mayor parte de su historia—. Lo habitual fue siempre convivir con la fatalidad o, en el mejor de los casos, evidenciar en un terreno de juego «una de cal y otra de arena». Y así fue forjándose la singularidad del Betis.
Se puede perder ante el todopoderoso Manchester. Tan solo se exige una derrota con honor, término que está en desuso, una vez el mundo parece moverse por otros criterios, principalmente el dinero. Según el informe 'Football Money League', que cada año mide los ingresos de los clubs de fútbol, el Manchester United es el cuarto club más rico del planeta. El ranking deja claro la opulencia de la Premier: once clubs británicos están entre los 20 más adinerados. El ranking elaborado por la consultora Deloitte analiza los 30 clubs que más dinero mueven. Además de los tres grandes de nuestro fútbol, en dicho listado se encuentran también el Sevilla y el Villarreal. Pero no el Betis.
Sin duda, la riqueza constituye uno de los factores de estatus y prestigio. Pero el aficionado se rige por otros criterios: por ejemplo, por el abolengo de los equipos. En gran medida, los millones que mueven los clubs están acordes con la relevancia que históricamente han mostrado. Pero no siempre: el PSG —el quinto clasificado en el informe— maneja 654 millones de euros, una cifra semejante a la del Manchester, que gestiona 34 millones más. Pero, mientras el club parisino es un «nuevo rico», el United es, con diferencia, el club que tiene más seguidores en Inglaterra. A pesar de que en los últimos años su vecino —el Manchester City— haya aumentado su productividad y éxito deportivo, los Diablos Rojos mantienen un intangible que también cotiza y del que carecen los recién llegados: la solera.
Por supuesto que la gloria futbolística se mide en términos de títulos y, en menor medida, de victorias contra los grandes de Europa. Pero para un club como el Betis, el hecho de competir ante un rival de la talla del Manchester sin duda reporta cierto prestigio y le sitúa en el mapa continental. Porque a veces no es necesario ganar; basta con mostrar que estás dispuesto a batirte el cobre, aunque la derrota esté escrita de antemano. Caer con honor, se ha llamado siempre.
En la Antigüedad, los romanos tenían la costumbre de hacer pasar al enemigo vencido por debajo de un yugo formado por lanzas: constituía un ritual de humillación. En sus victorias más sonadas, las legiones desfilaban triunfalmente por Roma y exhibían no solo los tesoros arrebatados al enemigo, sino a los propios soldados vencidos, como si fueran trofeos de guerra. Sin embargo, Plutarco destaca cómo en alguna ocasión el público vivió el triunfo con «una mezcla de alegría y dolor». Ciertos enemigos no solo no merecían el ultraje, sino que se habían ganado en la batalla el derecho a que se le tributara respeto.
Al salir del Benito Villamarín, uno de los dos ingleses con los que había departido durante el partido, se acercó y me estrechó la mano. Señaló el escudo de mi camiseta y alzó su pulgar. La grandeza no solo se mide en victorias.
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