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Lopera y la tuna autocontratada

Los miembros de la tuna cobraron 50 euros por cantar en la calle Jabugo y conocieron a Lopera en el 'Ventorillo Canario'

J. Sevillano

Lopera atiende a la melodía de la tuna que fue a su casa

Varios vídeos en los que una tuna cantaba a las puertas del domicilio de  Manuel Ruiz de Lopera  aparecieron en la tarde del lunes en casi todos los medios de comunicación. Se pensó inicialmente que fue un gesto o bien espontáneo o bien popular para, como ocurrió semanas atrás, darle relevancia a la figura del exmandatario del Real Betis , condenado con inhabilitación por el doloso concurso de acreedores del club, mientras estaba en la tesitura de la venta o no de su paquete mayoritario de acciones. Sin embargo, todos los datos que se conocen de aquella situación apuntan a una autocontratación por parte del entorno de Lopera de este grupo de tunos, miembros de las tunas de varias facultades de la Universidad de Sevilla , con la intención manifiesta de conseguir lo finalmente logrado: relevancia mediática y repercusión en un momento clave de la negociación.

Los miembros de la tuna no quieren revelar qué persona fue la que les contrató para este “parche”, como denominan a un trabajo de estas características y que consideran relativamente habitual con otras personas menos conocidas. Eso sí, las pistas que se conocen apuntan a figuras del entorno directo de Lopera y, según algunas fuentes, familiares que trabajan con él. Lopera coincidió hace pocas fechas en el Ventorrillo Canario, restaurante de Santiponce , con los miembros de la tuna, que ya habían sido contactados previamente. Cada participante en la serenata del lunes por la tarde en la calle Jabugo cobró 50 euros . Fueron convocados en el bar que hace esquina junto a la casa de Lopera y allí se aprendieron la letra que les suministró quien contrató sus servicios.

Una vez llegada la hora pactada, recorrieron los metros entre el bar y la puerta de la casa de Lopera para comenzar sus canciones dedicadas. Las empleadas de Lopera aparecieron por allí, también su sobrino, Javier Páez, y el propio empresario de El Fontanal, muy solícito, fue tocado con la capa de la tuna . Tras escuchar las dos canciones, la escena acabó y fue difundida por los medios de comunicación a través de vídeos grabados con móviles.

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