Un «icono y orgullo» para Sevilla

Existe una clara voluntad política por parte del nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento sevillano de que la remodelación del campo del Betis salga adelante. El alcalde, el popular José Luis Sanz, explicó durante su alocución en el acto institucional que convocará una reunión a la mayor brevedad posible «para desbloquear un proyecto que lleva paralizado diecisiete años». Este encuentro, «entre representantes del Betis, representantes técnicos y jurídicos del Ayuntamiento y técnicos de la Gerencia de Urbanismo», servirá para «dotar de viabilidad urbanística y, sobre todo, para desbloquear este proyecto en el que el Betis ha trabajado y no ha parado de trabajar para mejorar y remodelar su estadio, que es histórico porque lo empezó hace 17 años, en el 2004. La afición del Betis se merece un estadio como este presentado hoy». Pero esa voluntad política choca con los plazos que se manejan en este macro proyecto de obra en la capital hispalense, aunque, como ya se ha explicado, la intención de la entidad heliopolitana es comenzar con la obra dentro de diez u once meses.

Es en este punto donde hay que recordar el contexto en el que se mueve el convenio entre el Betis y el Ayuntamiento. Fue en el año 2004, bajo el mandato del exalcalde Alfredo Sánchez Monteseirín, cuando el Consistorio hispalense cedió al club verdiblanco los terrenos de la explanada anexa, sita en la calle Doctor Fleming, con la condición de que cualquier obra en dicho espacio debía ir de la mano del derribo de la Preferencia del estadio. Además, el Betis se comprometía a que ese terreno, de titularidad pública, tendría un uso público, aunque lo gestionase la entidad de forma privada. La cesión de la llanura existente próxima al coliseo bético ya aparecía en el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) del año 2006, el que continúa vigente en la ciudad de Sevilla, por lo que en el Betis de Manuel Ruiz de Lopera se frotaban las manos con la posibilidad de poder acometer el cerramiento del estadio, siempre y cuando hubiera posibilidad económica para acometer la obra. Este positivismo chocó frontalmente con el que entonces era el gerente de Urbanismo del Ayuntamiento, Emilio Carrillo, quien fue retrasando paulatinamente la firma definitiva del convenio y la concesión de la licencia de obra porque el consistorio hispalense ya se estaba viendo venir las malas artes de Lopera al frente del Betis, que acabaron en el año 2010 con la operación de compra-venta de acciones a Luis Oliver. Por eso el convenio urbanístico aún no está firmado, algo que el Betis y el Ayuntamiento trabajarán de la mano en estos próximos meses para poder conseguirlo.

Y la otra arista pendiente, tal y como publicó este periódico hace algunos días, es la concesión de la licencia de obra por parte de la Gerencia Municipal de Urbanismo. En la reunión anunciada por el alcalde también se pretende, por la buena fe de todas las partes, que en el plazo de más o menos un año, el Betis ya tenga el permiso para poder comenzar la obra de la Preferencia y la explanada. Aún así, los tiempos de Urbanismo en lo que respecta a las grandes obras de la ciudad de Sevilla son bastante prolongados, como se puede recordar en múltiples casos de grandes y conocidos proyectos, cuyos acuerdos urbanísticos y licencias de obras han transitado por años de interminables negociaciones; alguno de esos proyectos sigue aún pendiente, de hecho. Los tiempos de las obras en Sevilla son siempre extensos.

Ángel Haro, presidente del Betis, habló ante los medios de comunicación sobre la presentación del proyecto del nuevo coliseo verdiblanco, y valoró que «supone una gran ilusión. El estadio es el templo, donde vas agarrado de tu hijo. Ver un estadio terminado, con el ocio que tendrá, será un sitio muy bonito. Si ahora ya vamos con mucha ilusión, a partir de que lo tengamos terminado será aún mayor».

El mandatario bético habló de los plazos y se mantuvo en la idea de comenzar la obra a partir de junio de 2024: «Probablemente serán dos años los que estemos fuera -en La Cartuja-. Será muy complicado acortar esas fechas. Llevamos tiempo trabajando para que así sea. Nuestro objetivo es iniciar las obras cuando terminemos esta temporada».

En cuanto al incremento en la facturación del club gracias a las nuevas posibilidades de ocio que conllevará el nuevo estadio, Haro comentó que «sin hablar de las zonas aledañas, puede ser entre 15 o 20 millones de incremento en ingresos ordinarios. Ese incremento entendemos que va a poder pagar la obra», finalizó.