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Betis

Érase una sonrisa a un balón pegada

Se fue Joaquín, pero no el activista de la alegría, el influencer volcado con su tierra, la barra antisísmica del escudo bético

Joaquín, tras el partido ante el Valencia Raúl Doblado
Francisco Pérez

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«Érase una sonrisa a un balón pegada,/érase una sonrisa superlativa,/érase una alquitara bien viva,/era un peje espada bien barbado». Si Francisco de Quevedo Villegas y Santibañez Cevallos se hubiera dignado a ser contemporáneo nuestro, es muy probable que la glosa satírica ... a su «amigo» Luis de Góngora la hubiera convertido en exaltación a un chaval de El Puerto de Santa María, de nombre Joaquín Sánchez Rodríguez, que ayer, en su casa de al final de la Palmera, recibió el homenaje del fútbol mundial. Imposible disociar su sonrisa al balón pegado al pie, inabarcable esa sonrisa sin él, enorme la alquitara que destiló su fútbol, deliciosa y certera su esgrima fuera quien fuera su rival y la escala de la marejada en el césped.

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