Betis
Sufrir como entrenamiento
Es bueno empezar a sufrir y adaptarse cuanto antes a estas situaciones de estrés, sobre todo si mientras tanto se gana, por supuesto

Pues el Betis también puede ganar sufriendo, que es gerundio. Nos habíamos acostumbrado a victorias de muchos goles, tres y cuatro, y entre ellas alguna derrota sin posible apelación, pero ante el Mallorca no fue ni una cosa ni la otra. En la primera parte ... habríamos apostado por un nuevo triunfo holgado del equipo de Pellegrini, pero en la segunda temimos durante un buen rato que los baleares levantaran el partido, así que al final el dos a uno en el marcador fue un alivio grande porque el Betis, albricias, mantiene su clasificación privilegiada en la Liga a falta de una jornada menos del Campeonato. Sin embargo, ahora que tenemos el paladar hecho a sabores más intensos y a elaboraciones más sofisticadas, es este un resultado que podría dejarnos alguna duda y pensando un poco. ¿Es así? No necesariamente.
Nos desmentirán las próximas citas, quiero creer, pero pareció en la segunda mitad de este partido que el Betis acusaba un cansancio que hasta la fecha no habíamos percibido, y que esta sensación fuera acertada sería causa real de preocupación. Digo que espero que esta impresión se nos olvide en los próximos compromisos que tiene el cuadro verdiblanco, que son muchos y muy relevantes en poco tiempo, porque es posible que esa aparente fatiga no exista, y eso sería lo mejor. Quizá lo único que pasó en este encuentro fue que el contrario lo hizo todo muy bien después del descanso, que el mérito del adversario hay que valorarlo siempre y más cuando se analizan estos partidos en los que el desempeño de nuestro equipo no ha sido el mejor, aunque pocas veces se tenga en cuenta. El caso es que el agobio de la segunda parte y del final del encuentro, a pesar del resultado favorable, fue una novedad esta temporada, y por eso perturba más. Por fortuna, pedir la hora con tanta ansiedad no ha estado hasta la fecha en el guion bético de este ejercicio, pero había que ver al equipo en esta tesitura comprometida porque van a llegar momentos de mucha presión y conviene entrenarse también para ellos, aunque no nos guste. Una vez más, estamos ante una lección de la que hay que aprender.
Valoración del riesgo
Más allá del mal cuerpo con el que llegamos al final del choque, pensemos que el Betis ganó y, por consiguiente, sumó los tres puntos de esta jornada, y que tanto los técnicos como los futbolistas van a poder utilizar estos 45 minutos de vídeo para ver cómo el rival se hizo con el balón y se agrandó con él hasta el punto de encerrar a los de Pellegrini, sacarles del encuentro y acariciar la posibilidad no ya de puntuar, sino incluso de darle la vuelta al marcador, porque, insisto, este fue un riesgo real y tangible que nos preocupó y nos asustó en los pocos minutos que pasaron desde el empate a uno al definitivo dos a uno tras el penalti marcado por Willian José. Cómo pasó esto y qué hacer para tratar de evitarlo en la medida de lo posible en próximas ocasiones es lo que se va a tratar en el interior del vestuario, con toda seguridad, antes de poner el foco en el partido del próximo jueves con el Zenit, y ya veremos más adelante si la experiencia ha servido para crecer y para afrontar una nueva situación parecida de forma más serena y solvente.
En la primera parte, a pesar de que el comentarista de la televisión insistiera en que hubo pocas ocasiones y que los porteros tuvieron casi total tranquilidad, el Betis pudo marcar en cinco oportunidades más o menos claras. No me parecen pocas. Y no sólo esto, sino que tuvo veinte minutos de fútbol brillante e imparable que nos hizo pensar, nuevamente, que el cuadro albiverde, desencadenado y mirando arriba, es probablemente el equipo que mejor juega de toda la Liga, porque la verdad es que es un espectáculo verle cuando está suelto y las baterías de sus hombres clave están a tope. Pero todo cambió en la segunda mitad. Radicalmente. ¿Se fundieron los plomos o es que el contrario supo rehacerse? Quizá hubo un poco de todo. Seguro que el partido de Rusia pesó, claro que sí, pero también creo que el Mallorca corrigió cosas en la caseta durante el descanso y tomó una actitud más valiente y atrevida que sorprendió a los béticos, y ya sabemos, porque lo hemos repetido varias veces en lo que va de Campeonato, que cuando a este Betis se le quita la pelota y se le obliga a correr detrás de ella, la chance de ganarle crece exponencialmente. A esto jugó García Plaza, anclado en la fortaleza de Vedat Muriqi, y a punto estuvo de salirle bien la cosa. El Betis, obligado a defender, se hace caótico y lo pasa mal. Esto sigue siendo así.
Prepararse para el estrés
Pero es que hay que irse preparando para la presión. El Betis ya empieza a inquietar a los que contaban con ocupar plaza de Liga de Campeones y van por detrás. Creen que lo van a superar, tarde o temprano, pero las cosas no cambian, y cada vez queda menos tiempos, aunque siga restando mucho. El Betis mantiene su velocidad de crucero, sigue sumando con la misma regularidad y juega con la frescura, la velocidad y el talante ofensivo de los meses anteriores. «A ver si no vamos a ser capaces de echarle el lazo», empiezan a pensar. Y ya quieren que pierda, claro. Los del Atleti y los del Barcelona. Y los del Villarreal y los de la Real Sociedad. Todos ellos quieren terminar la Liga entre los cuatro primeros, y no parece sencillo que Real Madrid y Sevilla se vayan a caer. Por lo tanto, el Betis ya es rival, ya es incómodo. Y se van acercando los momentos más difíciles, en los que sólo valdrá ganar o perder. ¿Cómo va a responder el conjunto de Manuel Pellegrini entonces? Ahí va a estar la clave de su temporada, que va a ser magnífica en cualquier caso porque lo que ya ha hecho es mucho y no contábamos con ello. Pero ahora que está a un paso de acceder a la final de la Copa del Rey hay que ver cómo se portan los nervios; y quizá la Europa League también propicie una situación de cara o cruz; y si al final se puede optar al tercer o al cuarto puesto en la Liga y meterse en la Champions, pues a ver cómo se aborda esa final.
Cuando llegue ese río cruzaremos ese puente. Claro que sí. No vamos a adelantar acontecimientos, que además eso trae mal fario. Pero conviene pasar malos ratos. Es bueno empezar a sufrir y adaptarse cuanto antes a esas situaciones de estrés, sobre todo si mientras tanto se gana, por supuesto. Es importante que estos futbolistas se curtan en ratos como el que tuvieron que superar ante el Mallorca para poder ganar, porque no sólo de goleadas vive el éxito, que cuando uno se acostumbra a ir por la vida de killer, de ir haciendo tres y cuatro tantos en cada encuentro, de leer que es el tercero o el cuarto máximo realizador de Europa, uno se pone en el foco, y se convierte en el rival a batir. Y el día que no salen las cosas como siempre, ese día llega el bloqueo. Así que no, no está de más sufrir para aprender a reaccionar con la cabeza fría. Por eso creo que este partido con el Mallorca le tiene que haber venido muy bien al Betis, porque supone una experiencia de enorme valor que puede mejorar mucho al grupo. Canta Andrés Calamaro que «dicen que sufrir es necesario, pero yo no veo la necesidad de sufrir». Todo es según como lo miremos. Sufrir en fútbol es inevitable, y por eso sí que hay necesidad de sufrir… como entrenamiento. Y mejor ganando.
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