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crisis en la junta

Griñán anticipa su retiro acorralado por el caso de los ERE

La corrupción y la falta de impulso ante la crisis marcan el anuncio del presidente andaluz de no aspirar a la reelección a tres años de los comicios

Griñán anticipa su retiro acorralado por el caso de los ERE J. M. Serrano

antonio R. VEga

El Debate del estado de Andalucía quedó ayer eclipsado por el debate sobre el estado de su presidente, José Antonio Griñán, y los motivos reales del anuncio de que no aspirará a la reelección en 2016. Éstas son las razones que han pesado en su retiro:

1. Cercado por la corrupción

Desde que hace dos años y medio la juez Mercedes Alaya empezara a desmadejar el fraude de los ERE, Griñán vive cada auto de la juez como un sobresalto. Cada detalle escabroso del sumario sacude como un vendaval los cimientos de su Gabinete, prematuramente abrasado por el ciclón de los ERE, al que se ha sumado el caso de malversación de fondos públicos en la empresa pública de capital riesgo Invercaria. La onda expansiva del mayor escándalo de corrupción de la historia de Andalucía ha tocado a sus consejeros Antonio Ávila y Carmen Martínez Aguayo, que forman parte del núcleo de confianza de Griñán desde que los tres coincidieron en la Consejería de Economía, y a su exconsejero Manuel Recio. Tres miembros de su gobierno anterior están imputados en la causa: el exconsejero Antonio Fernández (2004/10) y dos exdirectores generales. Los indicios acorralan al propio presidente andaluz, que, como consejero de Hacienda entre 2004 y 2009, amplió el fondo de los ERE. El interventor general que estuvo bajo su mando lo acusó de «cebar sin descanso la corrupta partida presupuestaria», ignorando sus advertencias contra del procedimiento de reparto de las ayudas. Dos años y medio después, nadie ha dimitido y nadie se ha hecho responsable.

2. Sin pulso en la gestión

A falta de medidas alternativas, Griñán ha aprovechado su estatus de socialista con mayor poder institucional para marcarle el paso a Rubalcaba y ejercer de jefe de la oposición. Cada reforma planteada por Mariano Rajoy ha sido contestada con una ofensiva de contrarreformas desde Andalucía. En catorce meses de legislatura ha interpuesto cinco recursos ante el Constitucional contra normas estatales. Frente a la acción contra la crisis, el PSOE andaluz aplica las recetas de su socio, IU, que le arenga a la «resistencia».

3. ¿Adelanto electoral?

Aunque el mandatario andaluz dio ayer a entender que agotará la legislatura hasta 2016, la convocatoria anticipada de las elecciones autonómicas no es una hipótesis descartada en absoluto, por más que IU se resista a perder el gobierno antes de tiempo. Griñán manejará los tiempos con un ojo puesto en las encuestas, que a día de hoy no le son propicias, y el otro en la evolución de la economía. Tampoco se explica que avance su marcha a tres años vista de los próximos comicios, un periodo muy largo en política, si no es porque piensa dejar la Presidencia antes de cumplir su mandato.

4. Sin soluciones al paro

El socio minoritario marca el paso de la Junta con medidas de corte «bolivariano» como el plan para dar tres comidas a los niños pobres y o el decreto que promueve expropiar pisos a bancos. Griñán ha virado desde el ala más liberal de la socialdemocracia hacia postulados radicales merced a su pacto de gobierno con IU, que le permitió salvar los muebles tras convertirse en 2012 en el primer socialista que perdía en Andalucía. Tras 30 años de monocultivo institucional del PSOE, lejos de amortiguar los efectos de la crisis, su gestión ha empujado a Andalucía al récord del paro (36,8%).

5. División interna

Griñán llegó al Palacio de San Telmo en 2009 ungido por el dedo de Manuel Chaves, que se marchó para formar parte del Gobierno de Rodríguez Zapatero. Pero el «delfín» le salió díscolo. Griñán forzó un congreso a los once meses de jurar el cargo para coger el mando de la federación más potente del PSOE. Esta decisión supuso el inicio de las hostilidades entre los «chavistas», fuertes en Cádiz y Jaén, frente a la línea oficial del griñanismo. El afán por liquidar la herencia de Chaves provocó choques en la confección de las listas electorales y la dimisión de un consejero.

6. Supervisar la sucesión

Adalantar su sucesión lo deja como un presidente interino de la Junta y del PSOE-A. Le permite, sin embargo, manejar los tiempos y dejar atado su recambio con unas primarias exprés que dejan sin margen de reacción a sus críticos para articular una candidatura alternativa a la que presumiblemente presente su mano derecha, la consejera Susana Díaz. Además, descoloca al PP e IU, que a día de hoy todavía no tienen un candidato claro, y fuerza el relevo de Rubalcaba.

7. El factor «edad»

Con 67 años recién cumplidos, estaba cantado que Griñán no iba a aspirar a la reelección en 2016. Pocos en el PSOE contaban con un candidato septuagenario sometido al desgaste de la campaña electoral. Tras casi media vida (31 años) entregada al ejercicio de la política profesional, al líder del PSOE andaluz le pedía el cuerpo marcharse.

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