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Las razones que pueden mover a Alaya

La principal razón que puede mover a la juez a pedir un traslado es que es la última posibilidad de ascenso y que ello no será óbice para que pueda terminar las macrocausas

Las razones que pueden mover a Alaya J.M.serrano

mercedes benítez

La posible marcha de Mercedes Alaya a la Audiencia de Sevilla era ayer el monotema en los tribunales. He aquí las principales razones que pueden llevar a la juez a solicitar en las próximas semanas su traslado a la Audiencia de Sevilla.

La última oportunidad. Las cuatro plazas de magistrados que van a crearse para descongestionar las salas penales serán prácticamente la última oportunidad de conseguir un traslado a la Audiencia en años. Primero porque, con la crisis, la posibilidad de que se creen más órganos nuevos es prácticamente nula. Y, segundo, porque la juventud de los magistrados de la Audiencia, la mayoría de los cuales ronda los cincuenta y tantos, hace poco probable que haya tasa de reposición. «Es su última oportunidad, si han salido cuatro plazas no puede dejarla pasar», decían fuentes judiciales.

La edad. De hecho a sus 51 años (los cumplió en junio) es mayor que algunos de los jueces que están ya en la Audiencia y, si le pasan por delante otros tres más jóvenes, se quedaría atrás en el escalafón judicial y en el mismo órgano que lleva desde 1998. Y el proceso natural de la mayoría de los jueces es pasar a la Audiencia. Aunque ella prefiere lo civil (su favorito), tendría que conformarse con lo penal.

Ni guardias ni juicios de faltas. Alaya está dedicada por entero a las macrocausas y tiene un juez de apoyo para el resto. Pero, una vez que termine de instruirlas, si sigue en ese juzgado, tendría que volver a hacerse cargo del reparto ordinario, de las guardias e incluso de los juicios de faltas por robos de bolsos y otras menudencias. Según fuentes judiciales, Alaya no se ve haciendo ese trabajo de nuevo.

Un puesto más relajado. El trabajo de los jueces en las audiencias es más relajado que el de instrucción ya que no toman declaraciones ni instruyen. Se encargan de juicios y recursos. En los últimos meses Alaya estaba pensando lo que haría cuando acabara con las macrocausas. Incluso llegó a pensar en un despacho de abogados y hasta pedirse una excedencia. Sobre todo, porque aún sigue medicándose por la dolencia del trigémino que la tuvo seis meses de baja. Y esa medicación a veces le provoca bajadas de tensión.

Podrá seguir con las macrocausas. Lo que está claro, según todas las fuentes, es que su petición de traslado no sería incompatible con terminar las macrocausas. Existe esa posibilidad que estipula la Ley Orgánica del Poder Judicial, de que le guarden la plaza y seguir un tiempo en el juzgado para terminarlas. «No las quiere dejar sin terminar», aseguran fuentes judiciales que insisten en que aunque tenga plaza en la Audiencia, queda Alaya para rato.

Las razones que pueden mover a Alaya

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