escenario incierto
El aceite de oliva andaluz, más oro líquido que nunca
La sequía ha hecho subir los precios hasta límites insospechados tras «la peor campaña del siglo». La siguiente cosecha será muy baja y añade más incertidumbre al mercado oleícola

En el verano de 2022, comprar un litro de aceite de oliva virgen extra en las principales cadenas de supermercados costaba en torno a 4,50 euros por litro. Ahora, la botella más barata no baja de los 6,80 euros por litro, y ... es fácil encontrarlas en torno a los 10 euros.
La peor noticia para los consumidores es que los precios seguirán subiendo en los próximos meses, y más teniendo en cuenta que el aceite de oliva virgen extra es un producto imprescindible en muchas cocinas andaluzas.
¿El motivo? La sequía, y la baja producción oleícola de este año en Andalucía y gran parte de las zonas productoras a nivel mundial, una concatenación de factores a la que se suman las malas perspectivas para la próxima campaña.
«Los precios no han llegado a su tope», asegura el consultor oleícola Juan Vilar. Según los datos del Observatorio de Precios y Mercados de la Junta de Andalucía, los precios en origen, es decir, lo que se paga al agricultor, casi se han cuadruplicado desde julio de 2020, cuando el virgen extra se pagaba a 2,02 euros por litro. Ahora, supera los 7,80 euros.
A esto hay que sumar el gasto de distribución, envasado y márgenes comerciales, lo que encarece el producto de cara al usuario final. Y lo peor está por llegar, cuando las últimas cotizaciones se reflejen en los lineales.
Baja el consumo
De hecho, la brusca subida de precios ya se nota en el consumo. Según Juan Vilar, y como detalla un informe realizado en el seno de la Universidad de Jaén, el consumo de aceite de oliva ha caído más de un 50% (160.000 toneladas) a nivel nacional durante el primer semestre del año.
«La baja oferta ha hecho subir de forma instantánea los precios», concreta Vilar. Una baja disponibilidad de aceite de oliva de origen andaluz que tampoco «arreglará» la próxima campaña que, aunque puede contar con un poco más de aceituna, también será mala, o muy mala, según la zona. No será suficiente, por tanto, para cubrir la demanda.
A esto hay que sumarle, lo que también explica la presión en los precios, que gran parte de países productores de aceite, como Túnez o Italia, también han tenido una cosecha pésima. «Prácticamente todo el aceite de oliva virgen extra del mundo está ahora mismo en Andalucía, por lo tanto, los 197 países consumidores tienen que comprarlo aquí», asegura el consultor jienense.
Es decir, las exportaciones van como un tiro mientras el consumo interno cae, de manera lenta pero progresiva, por la subida de precios. Hay muy poco 'oro líquido', nunca mejor llamado de esta forma, y lo peor es que, según avisan los olivareros, la situación no va a mejorar a corto plazo.
Un excedente mínimo
Y es que cabe recordar que, a pesar de que esta campaña ha sido muy mala, el enlace (el excedente de la campaña anterior) sí era aceptable. Sin embargo, las cifras de comercialización que publican desde el Ministerio mensualmente ya adelantan que el enlace de este año «va a ser históricamente bajo o incluso cero», lo que ha hecho que parte del sector advierta reiteradamente sobre un probable desabastecimiento oleícola al no poder estabilizar los precios con el sobrante del año anterior. No obstante, Juan Vilar espanta este fantasma, y asegura que la gradual bajada del consumo interno que irremediablemente se seguirá dando, será suficiente para regular el mercado.
Por su parte, en Italia, la Asociación de la Industria Oleícola, Assitol, advertía a final de mayo de la escasez de aceite de oliva, y la imposibilidad de garantizar el suministro a los consumidores.
Crecen los fraudes
Esta situación caótica del mercado ha hecho aflorar los fraudes en torno al aceite de oliva. De hecho, ya han sido varias las alertas sobre aceite fraudulento mezclado con otros tipos de aceites vegetales, algo que la legislación española prohíbe. Por ello, desde Anierac, la asociación nacional de industriales envasadores, recuerdan a los consumidores que solo adquieran el aceite de oliva en los canales de comercialización habituales, ya sean supermercados o tiendas de barrio, y se huya de los puntos de ventas irregulares o mercadillos, así como de los precios «sospechosamente bajos».
La «inédita» subida de precios en origen en aceite de oliva, con todas las categorías en máximos históricos (el lampante, no apto para el consumo, supera los 6,80 €/litro) no supone, ni muchísimo menos, que los olivareros estén generando más valor. Al contrario: la brutal subida de los costes y la bajada de la producción, con unas cosechas en niveles mínimos, han hecho que este año sea muy duro para los productores.
De hecho, zonas como la jienense Sierra Mágica, a cuyos productores ampara una Denominación de Origen, ha cifrado en un 76% menos su producción de aceite de oliva en 2022/23, con apenas 49.500 toneladas de aceituna recogida, lo que evidencia que la subida de precios está lejos de compensar la pésima campaña oleícola.
La que ha sido denominada por muchos «la peor campaña del siglo» irá seguida de otra que, a pesar de que aún depende de la climatología de las próximas semanas, también será mala. «No recordamos dos campañas tan malas seguidas», lamentan muchos agricultores.
De hecho, en Jaén, según anunciaban desde Cooperativas Agro-alimentarias, hay muchas cooperativas de la provincia que ya se plantean no abrir las puertas en esta próxima campaña, ante la escasa aceituna que habrá disponible para molturar debido a la sequía y a las olas de calor de primavera, que acabaron con gran parte de la floración del olivar. Esto podría suponer la pérdida de más de 1.000 millones de euros de ingresos para los cooperativistas, y la desaparición de más de 3.500 puestos de trabajo que genera la industria oleícola durante la campaña.
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