Ana, una andaluza en la zona cero del terremoto: «Allí estaríamos llorando y aquí están agradecidos»
La sevillana está casada con Jawal, un marroquí de Asni, un pueblo donde pasan temporadas siendo guías de viajes
Javier, sevillano en Marruecos: «Te asomabas a la habitación del hotel y sólo veías escombros»

Ana se fue a Marruecos «por amor». Aunque pasa temporadas en Andalucía, donde tienen vivienda, gran parte del año están en Asni, un pequeño pueblo en la zona cero del terremoto. Allí estaban el pasado viernes, cuando esta sevillana acababa de celebrar su 33 cumpleaños. ... Se habían ido a la cama cuando la tierra comenzó a temblar. Primero una vibración y luego una fuerte sacudida. Se levantó salió corriendo hacia la escalera. Allí encontró a su marido, Jawal. «Vi cómo se lo tragaba la pared», explica.
Jawal había sentido el terremoto y subió a por ella, pero no llegó. «Me cubrí la cabeza y me cayó todo el escombro», explica el marido, que muestra heridas en la pierna y el brazo. «Vivo en una mezcla de conciencia absoluta y surrealismo total», señala Ana, quien desde el primer momento fue consciente de lo que estaba sucediendo. «Fuimos viendo paso a paso la gravedad», afirma.
La andaluza explica que se vio, de repente, descalza caminando por los escombros. «Habíamos salido vivos», añade esta mujer. Fueron momentos de «mucho miedo y desesperación. Pensé que se lo había comido la pared. Solo pienso en los que han perdido su casa. Han pasado la noche fuera. Todos con mucho miedo, polvo…», recuerda Ana, mientras hace la comparación con Sevilla. «Pienso en que allí estaríamos llorando, pero aquí están agradecidos por haber salido con vida», asevera.
Como el resto de las personas a las que les ha colapsado su vivienda en estas aldeas tirarán adelante con lo poco que han conseguido salvar. «Están hechos de otra pasta. Igual tendrán esperanza de alguna ayuda. El pueblo hay que tirarlo entero. No se puede ir. Es jugarte la vida. Ahí no hay forma de arreglar nada. Está en un terreno arenoso y blanco. Creo que por eso esa zona ha escapado tan mal. Esto no es real», añade. Y mientras trata de asimilar lo ocurrido, no le preocupa el futuro. «El trabajo volverá», apunta.
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