Andalucía atesora 17 de los 30 minerales críticos que quiere la UE
El Instituto Geológico y Minero compone un mapa con el potencial del subsuelo de la región. Se trata de materias primas esenciales para fabricar vehículos eléctricos o para el desarrollo de las renovables

«La Unión Europea está preocupada por la seguridad del suministro de materias primas esenciales; el Covid y la Guerra de Ucrania han sido un baño de realidad sobre nuestra gran dependencia de China o Rusia». Así lo expresa Juan Ignacio López Escobar, decano ... del Colegio de Ingenieros de Minas del Sur. Desde hace más de una década Andalucía ya es la región de España con mayor actividad minera gracias a las explotaciones de cobre de la denominada Faja Pirítica (que discurre entre las sierras de Sevilla y Huelva). Empresas como Atalaya (Riotinto), Matsa (Aguas Teñidas), Cobre Las Cruces o Minera Los Frailes (Aznalcóllar) constatan esta vitalidad. También hay iniciativas para extraer estaño en el norte de Córdoba y para recuperar la minería del plomo en Linares.
La importancia del sector puede crecer en el futuro de la mano de otros elementos menos conocidos, pero cuya función es esencial para la industria moderna. Un estudio del Instituto Geológico y Minero (IGME) –que depende del CSIC– sitúa a Andalucía como un territorio estratégico para la obtención de minerales críticos, que es como se denomina a aquellos recursos que son imprescindibles para fabricar móviles, ordenadores, molinos de energía eólica, células para la energía solar, coches eléctricos, baterías e infinidad de productos tecnológicos o industriales.
Potencial
«En Andalucía hay indicios de que existe potencial para extraer al menos 17 de las 30 materias primas que la Unión Europea define como 'críticas'», según afirma Concha Leyva, geóloga del IGME que ha trabajado en el mapa andaluz de potencialidad minera.
Uno de los ejemplos más claros es el del estroncio, utilizado para la fabricación de productos tan diversos como medicamentos, vidrios, cerámicas o luces fluorescentes. «En Granada está el segundo mayor yacimiento del mundo y el único productor de la UE, y se podrían realizar estudios geológicos más exhaustivos para hallar nuevos recursos», incide Leyva. La lista es más amplia: en La Alpujarra, por ejemplo, hay evidencias de la existencia de vanadio (un mineral esencial para la actividad siderúrgica y los utensilios de acero).
¿Cómo se ha elaborado esta cartografía del subsuelo andaluz? Los científicos del IGME toman muestras del terreno y las analizan para determinar si hay presencia de un mineral determinado. Una vez identificado, se introduce la información en la base de datos y la cartografías que atesora este instituto, que cruza estas evidencias con todo el conocimiento acumulado.
«Es el primer paso para que, en el futuro, pueda existir una explotación rentable de estos recursos por parte de alguna empresa», remarcan. Y esto se deba a que, a partir de esta primera información, las compañías mineras pueden iniciar una campaña de investigación geológica que determine de manera más precisa la cantidad y la situación de los recursos. «La Administración Pública concede a una empresa la exploración y, si se dan las condiciones, se inicia el proceso para establecer una mina», lo cual exige inversiones económicas muy voluminosas. El mapa es, por lo tanto, un hilo del que hay que tirar.
Entre los demás elementos de los que existe un alto número de indicios en Andalucía está la fluorita, especialmente en la Sierra de Granada, con usos en la industria cementera, entre otros. En el Valle de los Pedroches en Córdoba hay wolframio y bismuto, y tanto en la zona de Aracena en Huelva como en la Sierra de Ronda se encuentra grafito, de gran utilidad en el sector aeronáutico.
Estos elementos se unen a otros, como el titanio, el antimonio o la barita, que sitúan al sur de España en una posición privilegiada. «La Comisión Europea quiere fomentar el acceso a estos recursos, pues se considera existe un riesgo de que se pueda complicar el suministro de los mismos en el futuro». En un momento en el que la UE camina hacia un sistema energético libre de emisiones, «existe la amenaza de que se sustituya la actual dependencia de los combustibles fósiles por el de estas materias primas sobre las que la competencia mundial es cada vez mayor», subraya el documento del IGME.
Ante esta situación, pese al declive que sufrió la minería en el Viejo Continente, ahora se vuelve a reconsiderar el potencial de esta actividad. «En el caso de Andalucía, la Junta de Andalucía es una administración que tanto ahora como antes ha dado un ejemplo muy claro de fomento y apoyo a este sector».
Una oportunidad
El mapa de los minerales críticos se ha elaborado gracias a un convenio con el Gobierno andaluz. El consejero de Política Industrial y Energía, Jorge Paradela, sostiene que este conocimiento geológico refuerza el papel que juega la minería andaluza en el proceso de transición energética, ya que «la batería de un vehículo eléctrico o el propio mallado de la red de transporte eléctrico requieren una cantidad muy importante de minerales en los que estamos muy bien posicionados». Esta comunidad autónoma representa el 40% del valor de producción minera nacional, una cifra que se eleva al 90% en el caso de la minería metálica.
«Nos encontramos ante una oportunidad única para que la minería andaluza desarrolle todo su potencial y se sitúe a la vanguardia de la agenda climática de la Unión Europea», asegura. El reto que se ha marcado el Gobierno andaluz para la legislatura es «incrementar al menos un 20% la producción actual de nuestra minería metálica, a través de una política propia de impulso y apoyo al sector».
Una de las vicisitudes con las que se ha topado la actividad minera en las pasadas décadas ha sido la oposición de grupos ecologistas, dado el impacto que genera en el territorio. Concha Leyva señala que los avances tecnológicos permiten que la actividad sea respetuosa con el entorno, como demuestran las minas que hay operativas actualmente en Andalucía.
El decano del Colegio de Ingenieros de Minas del Sur cree que el rechazo a los proyectos mineros se deben al desconocimiento de la sociedad sobre el carácter esencial de esta actividad. «La minería es consustancial a la civilización, sin minería no tendríamos absolutamente nada», recuerda.
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