Patrimonio
El Cine Jerezano se cae a pedazos
El histórico y protegido edificio fue plató de «Miel de Naranjas» en 2012

El Cine Jerezano se cae a pedazos . Catalogado como edificio protegido por la Junta de Andalucía cerró sus puertas en la primavera de 1998, arrastrado por la moda de los multicines, que ha sucumbido también. Y se cae la sala. Vecinos de la zona han denunciado a ABC que esta semana se ha producido un desprendimiento , leve, del enlucido exterior que no causó daños personales. «Pero un día se vendrá abajo y la ciudad perderá otra vez algo histórico», dice Paca, una vecina de la plaza de San Andrés, donde se asienta la antigua sala. Los niños que estudian en el cercano Conservatorio solo conocen ya la leyenda urbana de que hubo un cine allí.
El telón del Jerezano se subió por última vez para el rodaje de la película « Miel de Naranjas », de Imanol Uribe, que fue estrenada en 2012. El ahazar del naranjo se palpa en la calle pero el cine no huele a ello precisamente. «Lo tapiaron porque se colaban indeseables», explica otra vecina. El film, ambientado en la postguerra franquista, retrata la taquilla de una sala que era un lujo en 1948, cuando fue inaugurada, en Jerez.
Sin embargo, los escasos aficionados que acudían a la sala antes de su cierre recuerdan con nostalgia y –con cierto enfado- que las cámaras de proyección ni enfocaban. «Debió caer por su propio peso», en referencia a la crisis de las grandes salas antes de que el boom de internet y la descarga pirata de películas diera el siguiente gran mazazo posterior a la actividad. Incluso ese espectador recuerda la película que vio por última vez en la gran pantalla del Jerezano:«Los Miserables, que era francesa. Salía el Depardieu ése».
El desprendimiento sufrido en el edificio es de caliches sueltos, pero se ha acotado gran parte de la fachada, ésa que hay que conservar como edificio protegido. La Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU), cuando Pedro Pacheco la gobernaba en 2004, suscribió con la entidad propietaria del negocio un convenio de planeamiento de la zona y la recuperación del inmueble. «Dijeron que iba a construir un centro comercial tipo Los Cisnes -otro enclavado en el centro, que no fue muy boyante nunca- porque nadie iba a los cines antiguos», sostiene Paca.
La crisis del ladrillo (y no solo la del cine) arrumbó el proyecto. La sala solo sirvió para plató. Un honrado punto final. Es el único cine de lujo, cine de verdad, de celuloide, y no de «blockbuster», que queda en la ciudad. El Teatro Villamarta, felizmente recuperado, es eso, un teatro; y el Maravillas, otro clásico, es un bonito edificio de oficinas actualmente.
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