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Solidaridad

La esperanza a Zimbabue llega desde Cádiz

Manuel Ogalla, un misionero claretiano nacido en la capital gaditana, relata sus vivencias en la misión de Zhomba donde recibe mucha ayuda de Manos Unidas

Los misioneros claretianos pusieron en marcha un colegio de Primaria que ya tiene 600 escolares ABC

Elena Carmona

Irse de Cádiz , de estar cerca de tu familia hasta un país donde no te entiende nadie, eres de otra raza, vives con gente de la otra punta del mundo y encima no hay costa habrá quien lo considere una locura, pero para Manuel Ogalla , misionero claretiano nacido en la capital gaditana, es un acto de amor pertenecer a la misión Zhomba , en el área de Gokwe, en Zimbabue , uno de los países que conforman el África negra. Está enamorado de su trabajo y más en una zona «que es una olvidada, de la que no salen noticias, o cuando lo hace es por la caza de elefantes». Con la ayuda de la Orden, de pequeñas aportaciones y de Organizaciones No Gubernamentales (ONGs) como Manos Unidas , siente cada día que hay «señales de esperanza».

Este gaditano del barrio de Santa María, hijo de una familia obrera, donde le enseñaron el concepto de la « justicia social », forma parte de la Congregación de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María, fundada por Antonio María Claret y lleva en Zhomba desde junio de 2013. Entonces montaron un colegio que en 2017 contaba con dos aulas y 40 alumnos y que ahora va por 14 clases y casi 600 niños que van de cuatro a once años. Para la población local es «primordial la escolarización de los menores en Primaria. Se les da una educación de calidad no debe haber diferencias por vivir en la aldea de Zhomba con alguien que vaya al colegio en el barrio de Salamanca ». La educación «es motor de cambio, es un eje transversal para generar cambio de actitudes».

Zimbabwe en estos momentos «no entra dentro de la cooperación internacional. No es un país preferente . Está aislado», de ahí que sea más que necesaria la presencia de los misioneros y de las ONGs. «La labor social para la concienciación es fundamental para despertar la solidaridad de las personas. La información humaniza », asegura este claretiano.

Se han construido pozos junto a los ríos y tanques para acopiar el agua de lluvia ABC

Zimbabue, cuenta Ogalla, se enfrenta a dos golpes en estos momentos: la « lluvia política frente a una sequía natural, a consecuencia del cambio climático» . En noviembre de 2017 tuvo lugar un golpe de estado «muy «polite» porque no hubo víctimas y fue apoyado por un gran porcentaje de la población». Ahí Emmerson Mnangagwa derroca a Robert Mugabe (que gobernaba desde 1987) y coge el poder. «Estábamos muy cansados de la opresión y se estaba sediento de cambio. Fue como lluvia de abril, el discurso era muy aperturista: un Zimbabwe para todos y apertura a la comunidad internacional», pretendiendo dar transparencia a la gobernabilidad y libertad, pero todo se quedó en «los papeles». Se volvió a «la misma manipulación y opresión . Se cambió de protagonista, pero el partido era el mismo». En las elecciones de noviembre de 2018, a pesar del descoque social, y que se apoyó al partido de la oposición, volvió a ganar por mayoría absoluta el que había estado gobernando todos esos años atrás. Se creó un « malestar social , se vuelve a los viejos fantasmas y no hay mejoras, sino que además comienza una crisis económica , con una devaluación de la moneda». Se usaba el dólar americano y pasa a utilizarse un « bond note » –un billete ficticio- «supuestamente con el mismo valor que el dólar. Entra con la paridad a nivel oficial y bancaria, pero también esa paridad es ficticia ». Empiezan a subir los precios de manera «descarada» y aunque oficialmente no se admita. «hay una locura económica administrativa. No se puede gestionar un país con cambios de valor de la moneda al día; un dólar frente a 18 «bond notes»».

Describe Manuel Ogalla que la economía familiar está arruinada . La mayoría son agricultores que ganan «por temporadas a través del maíz y el algodón y la devaluación de la moneda los está matando». Ha habido algunas huelgas y manifestaciones, la «gente supuestamente pudo salir a decir lo que pensaba, pero hubo represión y abuso de fuerza , ha habido violencia callada , incluso ha desaparecido uno de los médicos más prestigiosos del país, tras una huelga general en la capital».

Contra el cambio climático

En cuanto a la sequía, desde Manos Unidas se reitera que «hay que concienciar a la población que el cambio climático y nuestras actitudes respecto al planeta generan también círculos de pobreza ». La pobreza «es dialéctica, hay pobres porque hay ricos y eso afecta también en los pequeños comportamientos, los abusos de deshechos, la falta de conciencia del cuidado del agua, la contaminación atmosférica, empobrece a los más vulnerables, a los que tienen menos medios para salir del cambio climático, es como un bucle». Cree firmemente que «el cambio de actitud ayudará a romper el ciclo de la pobreza». Uno de los efectos del cambio climático se está viendo ya en Zimbabwe: mientras que el oeste del país hay sequía, en el este, cerca de Mozambique, sufrió los efectos del ciclón Idai . En la misión se convierten en ejemplo de qué medidas se pueden poner en marcha; han instalado paneles de energía solar en los últimos meses y ya tienen neveras funcionando y ha podido poner en marcha ordenadores, cedidos por la Embajada Española .

Las señales de esperanza están en los distintos proyectos que se llevan a cabo en materia de salud en Hwange; en la construcción de pozos para acceder a las aguas subterráneas, así como tanques que acopien la lluvia que caiga, que «están dando muy buen resultado, y es una fuente de agua limpia». En ese huerto comunitario que funciona a través de las mujeres para las que se busca su «empoderamiento y que promueve la autogestión». Hay horizonte, hay luz al final del camino y Manuel Ogalla, con su labor y ejemplo de vida compartida, lo tiene muy claro.

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