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Sin pisar la arena

Sanlúcar de Barrameda: un paraíso más allá de la playa

Un templo de la gastronomía y el vino, sin el que no se entendería la historia del Viejo y del Nuevo Mundo. Tierra del sol poniente

Puesta de sol en la playa de las Piletas, en Sanlúcar de Barrameda Javier Macías

Javier Macías

Sanlúcar es un oxímoron . Es una playa sin agua. Un mar dulce o un río salado. Una pacífica tempestad. Es el claroscuro en el crepúsculo. Una tiniebla brillante. Un lubricán naranja que es un secreto a voces. Una soleá sonora. Es mucho más que un litoral que va y viene... y desaparece. Sanlúcar no tiene calle de en medio. La vida va del Barrio Alto a Bajo de Guía . Es rica y humilde al mismo tiempo. La mejor comida está en la casa del pobre. Sanlúcar es la historia que se llevó la corriente del río. Es el esplendor de un pasado que sobrevive en el recuerdo y un presente decadente que conquista.

¿Que qué es Sanlúcar? Es la nostalgia de los veraneos en un chalé de Las Piletas donde jugaban los niños con la manguera y que dejó huella en un viejo azulejo. Arqueología de la memoria. Y es un apartamento moderno en La Jara al que se sigue llegando antes por el antiguo camino de la Reyerta que por la avenida del Quinto Centenario.

Sanlúcar es denominación de origen. No hay otro lugar en el mundo donde suceda ese milagro del vino y de la flor de la eterna juventud , que nunca se muere. Es amargo y a la vez salobre. Sanlúcar es manzanilla pero también es gastronomía . Un auténtico edén culinario al que no le hace falta sofisticar un plato para volver mil y una veces. Sanlúcar es, sobre todo, la triple B: Barbiana, Balbino y Bigote -por este orden cronológico-, pero donde hay un universo de tabernas de primer nivel. Sanlúcar es pura dualidad: o el helado de Toni o el de La Ibense.

Sanlúcar es, en definitiva, mucho más que una playa de medio día que depende de una marea. Es la ruta de las catedrales de las bodegas . Es la ruta de los palacios ducales , de los Montpensier a los Medina Sidonia . La de las casas señoriales y la de las casitas bajas de Bonanza . Es la ruta del barroco y del mudéjar de los conventos e iglesias que acaba en un castillo fantasmagórico y medieval en el Barrio Alto. Es el olor a pescado fresco en la plaza. Es la ruta de senderismo por la Algaida y una subida a pie por la Cuesta de Belén . Un respiro. Es una sevillana «de la mano» de Salmarina y Camarón, que «sabe a sal» del Guadalquivir; el «Duelo de guitarras», entre la «Tauromagia» y el «Caballo negro» de Manolo Sanlúcar; y el negro sanluqueño y bético más famoso, que vende artículos por la plaza del Cabildo con el sonido del triquitraque de los niños de fondo. Sanlúcar es una ruta que acaba con una puesta de sol.

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«La Catedral», la bodega principal de Barbadillo ABC

Las bodegas

De las tierras albarizas del triángulo del Jerez surge la manzanilla , que sólo se produce en Sanlúcar de Barrameda. Sus condiciones climáticas y la cercanía al mar hacen que el velo de flor que cubre el vino nunca se muera y, de esta forma, no se olxide. Sanlúcar es conocida por sus bodegas, que pueden visitarse. Éste es el caso de la de Barbadillo , con su museo de la manzanilla, que además de una ruta guiada ofrece degustación de diferentes tipos de vino, desde los 3 euros a los 30. Lo mismo ocurre con las de La Gitana, La Cigarrera, Delgado Zuleta, Argüeso, Yuste, Los Caireles, Covisan o Alonso.

Algunas de ellas, como la de Argüeso , tienen una taberna donde comer, en este caso sushi y atún. Otras, como La Gitana , han adaptado un patio como bar de copas nocturno.

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La Barra de Bigote, auténtico templo culinario de Sanlúcar ABC

La gastronomía

Desde una tostada con jamón en el Estanco de la calle Bolsa hasta una cena en la taberna El Loli . Sanlúcar tiene una lista interminable de restaurantes para disfrutar de una gastronomía única. La ruta más clásica suele empezar en la plaza del Cabildo. Primero, en Barbiana , empezar con un plato de papas aliñás y unos langostinos sanluqueños, continuando en Balbino con unas tortillas de camarones. De allí, a la Barra de Bigote , en Bajo de Guía, adonde se puede llegar andando en un paseo o en coche y probar suerte por el aparcamiento ubicado al lado del Polideportivo. Una vez se encuentre un hueco, de una carta donde cualquier plato es un acierto destaca la corvina en salsa tártara, el marrajo con patatas a lo pobre, el filete de atún al amontillado o la hamburguesa de bacalao al queso.

Bajo de Guía es el gran centro culinario de Sanlúcar. Desde el pescado frito de Joselito Huerta al marisco del Mirador de Doñana, pasando por el arroz de Secundino.

Bonanza tiene otras dos joyas de la gastronomía de la zona. Casa Mariano destaca por su pescado frito y, junto a la lonja, La Campana ofrece algunos de los mejores guisos marineros de Sanlúcar de Barrameda, un lugar con sabor adonde acuden los trabajadores del puerto.

Por el Barrio Alto, a mediodía, antes del almuerzo, destaca Los Aparceros , una vieja tasca de pueblo con manzanilla de la casa con la que ponen un plato de «ajo», un guiso típico sanluqueño a base de tomate, agua, pan y ajo. Calle abajo, se puede continuar la jornada en la taberna El Loli , un clásico del pescado frito y de los guisos marineros con la cumbre del plato de almejas. Junto al Palacio de Medina Sidonia, también en el Barrio Alto, El Gallego ofrece grandes raciones de comida típica de la zona.

La Lobera -entre Las Piletas y Bajo de Guía- y El Espejo -a los pies de la Cuesta de Belén- ofrecen sabores sanluqueños con un toque de modernidad.

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Un patio del palacio de Medina Sidonia FUND. MEDINA SIDONIA

El patrimonio

Sanlúcar fue entrada y salida del Viejo Mundo durante siglos. Una ciudad que fue cruce de culturas. Por ello, se levantaron grandes palacios y se asentaron familias nobiliarias. Los Duques de Montpensier se asentaron en el XIX para pasar sus veranos y levantaron el palacio de Orleans y Borbón en el Barrio Alto que hoy es la Casa Consistorial. Muy cerca se encuentra el Palacio Ducal de los Medina Sidonia (siglo XV), antigua residencia de los señores de Sanlúcar y que hoy puede visitarse en todo su esplendor. Pared con pared con esta gran casa se encuentra la parroquia de la O , (siglo XIV), que destaca por su impresionante artesonado mudéjar. Y, un poco más adelante, se encuentra el Castillo de Santiago (siglo XV), que es también es visitable. Junto al castillo se encuentra Barbadillo, que más allá de la crianza de la manzanilla alberga auténticas joyas arquitectónicas como «la Catedral» , la bodega principal.

Justo en la entrada del Barrio Alto se encuentra la basílica de la Caridad , donde se encuentra la patrona de Sanlúcar de Barrameda. Un templo donde destaca el retablo de Alonso de Vandelvira y su bóveda de cañón.

Ya en el centro de Sanlúcar, destaca la parroquia de Santo Domingo , junto a las bodegas de Argüeso, o el convento de Madre de Dios , donde profesaron dos hijas de Hernán Cortés, quienes fundaron el primer monasterio dominico en América.

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Carreras de caballos en Sanlúcar EFE/Román Ríos

Las carreras de caballos

La playa de Sanlúcar de Barrameda se convierte durante dos ciclos de tres días cada uno en agosto en un hipódromo . Es uno de los grandes atractivos de la localidad y un evento social que congrega a miles de personas cada año.

Su origen está en el siglo XIX, cuando la aristrocracia se trasladaba a Sanlúcar convirtiéndola en uno de los primeros centros turísticos en España. Así, se crearon las carreras de caballos, que se celebran desde 1845 , y que desde 1981 resurgieron con auge hasta que en fueron declaradas de interés turístico internacional. En este 2019 se celebran en dos ciclos: del 9 al 11 y del 25 al 27 de agosto.

En la playa de las Piletas se instalan unos palcos con acceso al recinto donde se celebran las entregas de premios, las apuestas y la fiesta social. Pero las carreras de caballos también se pueden disfrutar desde la playa, donde el espectáculo es gratuito. Es tradicional que los más pequeños monten unas pequeñas casas de apuestas.

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El espectáculo del atardecer en Sanlúcar BULEVAR SUR

La puesta de sol

Sanlúcar es una puesta de sol . El atardecer en la desembocadura del Guadalquivir es un auténtico espectáculo natural, ya que la bola de fuego va bajando hasta perderse por el horizonte del mar, junto a Doñana. Cualquier sitio es bueno para disfrutar del ocaso y de la gama cromática que provoca el lubricán. Sin embargo, hay varios lugares recomendados, más allá de la playa. Uno es el mirador del Hotel Guadalquivir , el edificio más alto de Sanlúcar, situado en la Calzada. Tomar una copa allí es una experiencia. Lo mismo ocurre en el chiringuito El Afrikano , a pie de playa, con música y tumbonas.

Cuando el sol se pone, tras una cena en alguno de los restaurantes recomendados, la noche sanluqueña tiene un gran abanico de posibilidades: desde los bares de copas de Bajo de Guía a los que se sitúan en el entorno de la plaza del Cabildo.

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