referente en los pedroches
El histórico Hotel Los Godos echa el cierre
«Paquirri», Antonio Molina o Toni Le Blanc fueron algunos de los ilustres visitantes de este recinto inaugurado en 1968

En la esquina de la avenida Villanueva de Córdoba con la calle Mayor de Pozoblanco emergió en 1968 un restaurante con pensión, que ha marcado la historia de Pozoblanco y de Los Pedroches. Con el paso de la primera década de vida, las diez habitaciones de la pensión pasaron a ser un hotel de una estrella, que ha albergado las visitas más insignes. «Nos ha ido muy bien y ha pasado toda la gente grande que podría haber venido a Pozoblanco y que han seguido viniendo», aseguró Godofredo Jurado, dueño del Hotel Los Godos, que ha regentado junto a su hermano Antonio las últimas cuatro décadas y al que ayer echaron el cierre.
Un lugar que ha marcado la vida de un municipio y la economía de una comarca ganadera. «Ha venido gente de Barcelona a por corderos, de Valencia a por terneros y de Guijuelo a por cerdos. Esto lo absorbió la Covap todo. Había veces que el contacto era en el bar y luego pasaban al interior a cerrar los negocios. Se cerraban tratos donde corrían muchos dineros», añadió Godofredo, hijo de un tratante de ganado.
«La clave del éxito es el trabajo. Sufrimiento no porque es un oficio que te tiene que gustar. El éxito es el trabajo, la honradez y dedicarte al público», añadió Jurado, quien ha recibido en su establecimiento a políticos, toreros y artistas de todos los ámbitos.
La lista de visitas ilustres es larga.Camarón de la Isla, Tony Le Blanc, Pepe Marchena, Antonio Molina o Francisco Rivera «Paquirri», que partió de Los Godos la tarde que encontró la muerte.
Fin de una generación
El telón se cierra en esa esquina de encuentro. Donde los mayores pasan la mañana y la tarde, donde la calle Mayor comienza su actividad mercantil con la tradición y «la biblia» de historia de Pozoblanco, que son los azulejos de sus paredes. «Cerramos porque tengo ya 72 años y mi hermano tiene 69 y está delicado. No tenemos continuadores. Es una etapa que damos por terminada. Reconozco que los ciclos se acaban. Puede haber enfermedad, una muerte u otras circunstancias. Las descomposiciones hay que hacerlas con tiempo», argumentó Godofredo, a quien sus clientes suelen llamar «Godo».
«Sólo hay cinco o seis hojas de reclamaciones en los 46 años. Estoy enamorado de mi oficio y lo voy a pasar mal hasta que me recomponga. No sé lo que voy a hacer. Comprendo que tenemos que darle gracias a Dios porque hemos llegado hasta aquí. No es fácil. Nos vamos satisfechos», concluyó Godofredo, que agradece el apoyo y el trato recibido durante los 46 años del Hotel Los Godos.
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