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CÓRDOBA, EN CLAVE DE FUTURO

Kisko García, a fuego lento

Cimentó su carrera en la Escuela de Hostelería, triufó con El Choco y ahora es embajador internacional de la cocina local

Kisko García, a fuego lento valerio merino

r. a.

Este hombre ha triunfado de una manera elegante, discreta. Y meteórica, habría que añadir. Con menos de cuarenta años es ya una de las referencias ineludibles de la cocina andaluza y española. Y de la cordobesa, por supuesto. Kisko es un chico de barrio que busca la palabra exacta para cada plato, para cada ingrediente. El resultado es de premio. «La gastronomía es un sector como otro cualquiera, en el que se va innovando y van saliendo siempre cosas nuevas, pero para eso es necesario que haya gente con ganas », afirma este chico de La Fuensanta cuya presencia va unida al rótulo del restaurante de su familia que él ha convertido en toda una referencia de la gastronomía. Sí, hablamos de El Choco , enclavado en la Fuensanta.

«Mi estilo, de fuerte personalidad e intención reflexiva, parte de los productos y de las tradiciones cordobesas y andaluzas en general, a partir de las cuales surgen la transgresión y sensorial de hechuras, texturas y acabados», sostiene García. «Represento la nueva y sólida hornada de jóvenes chefs andaluces que están impregnando de imaginación el milenario recetario de mi tierra», añade su carta de presentación.

Este embajador de la cocina de la tierra nació en 1978 y aprendió los rudimentos del oficio en un sitio que está al alcance de cualquiera: en la Escuela de Hostelería y Turismo Gran Capitán . Para aprender más se curtió en la elite de los restaurantes españoles: en el Café París de Málaga, en el Tragabuches de Ronda, en el Celler de Can Roca de Gerona, en Casa Marcial de Arriondas o en La Broche de Madrid. De regreso a Córdoba tomó la decisión de su vida: convertir el negocio familiar en el banco de pruebas de su vocación . «Quería hacer algo emotivo. Esto son muchas horas, es muy artístico y muy personal», ha confesado en alguna ocasión sobre sus propósitos.

Despegue con El Choco

Y la cosa funcionó. Y tanto. El ascenso hasta el estrellato comenzó en 2006. Ése fue el año clave : entonces llegaron los reconocimientos que lo catapultaron a la primera división de los fogones. El Choco obtuvo durante ese ejercicio el premio Restaurante Revelación de Andalucía de Madrid Fusión . Pronto llegaron otros galardones, entre ellos el Premio Restauración, el Andalucía Sabor o el de la Guía Repsol a la mejor carta. Al poco, el palmarés se completó con la concesión de la Estrella Michelín (2012) y los dos soles de la Guía Repsol.

Kisko le ha dado la vuelta al mundo como embajador de la tradición culinaria cordobesa pero confiesa que está encantado viviendo en la ciudad en la que nació. «Lo que más me gusta de Córdoba es su gente» , afirma. «Los cordobeses me han demostrado mucho cariño y me han tratado muy bien», agrega.

En sus viajes alrededor del planeta este mago de los fogones se ha llevado varias sorpresas. «Una de las principales es que Córdoba es muy conocida fuera de nuestras fronteras: no hay quien no quiera volver a ella después de haberla visitado». En esa huella que deja Córdoba tiene mucho que ver el placer del paladar : la felicidad efímera pero a un tiempo perdurable de un buen bocado. Para Kisko, el camino entre los demás y la felicidad pasa por la cocina. «Nosotros trabajamos con las mejores técnicas, con el corazón, con el respeto hacia el producto», concluye.

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