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«La huella del Califato de Córdoba es enorme»

Eduardo Manzano (Madrid, 1960) trató ayer de poner luz en el día a día del califato de Al-Hakam II

«La huella del Califato de Córdoba es enorme» abc

r. c. m.

10/04/2015
Actualizado a las 09:22h.

Gran conversador, incansable en el trabajo y amante de la historia. Eduardo Manzano (Madrid, 1960) es uno de los investigadores más importantes de España. Autor y editor de numerosos libros, actualmente es profesor en el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Su misión en su paso por Córdoba es poner luz en el día a día del califato de Al-Hakam II, y es que el historiador ha sido el encargado de abrir ayer el seminario que la Casa Árabe y el Área de Cultura del Ayuntamiento de Córdoba han organizado con motivo del 1.100 aniversario del nacimiento del segundo califa omeya de Córdoba. Nadie mejor que él, que ha centrado la mayor parte de las investigaciones de su fructífera carrera en la historia de Al-Andalus. «Un día en la vida del califato de Al-Hakam II» es el título de su ponencia.

—Estamos en el 1.100 aniversario del nacimiento de Al-Hakam II, un hombre que amó a Córdoba y a la ciencia. ¿Qué debemos rescatar?

—Hay que rescatar el conocimiento y saber difundirlo en la sociedad. Llevamos muchos años trabajando en ello y cada día que pasa nos impresiona más, pero nos preocupa saber que la sociedad sigue sin conocer la figura de Al-Hakam II y el desarrollo que tenía el Califato de Córdoba.

—¿Cómo podría revertirse ese desconocimiento?

—Posiblemente debería haber un mayor consenso social sobre la necesidad de que fuera una cuestión bien conocida por todos.

—Para alguien que desconozca la materia, ¿por dónde empezaría?

— Para empezar le diría que la historia está en continuo cambio. Somos diferentes a lo que éramos hace 500 años y mucho más aún que hace 1.000. El conocimiento de la sociedad de Al-Andalus, árabe e islámica, es extraordinariamente complejo y avanzado. Su conocimiento nos podría ayudar a conocer hoy culturas y sociedades diferentes a las nuestras.

—«Un día en la vida del califato de al-Hakam II» es el título de su ponencia. ¿Qué mensaje pretende llevar?

—Pretendo que la gente entienda la enorme potencia que tenían entonces para centralizar recursos y cómo se manejaba todo en el día a día. Además, entender que todo se hacía con una maquinaria del siglo X. De la sociedad de Al-Andalus se pensaba que era una especie de barniz que había caído sobre España, pero es algo mucho más profundo. La huella del Califato de Córdoba es enorme, algo contrario a lo que muchos pueden creer.

—¿En qué se parece aquella sociedad musulmana a la actual?

—Las sociedades musulmanas del siglo X y el XXI no tienen nada que ver. Sus vidas son muy diferentes, aunque los historiadores no nos dedicamos a ver si son mejores o peores, sólo vemos que son diferentes.

Contra el ostracismo

—El seminario tiene como objetivo sacar del ostracismo a personalidades históricas. ¿Hasta dónde llega el peso histórico del califa en la ciudad?

—Córdoba debe mucho a la ciudad de los Omeyas. Hay que pensar que Córdoba y Damasco eran sus dos capitales. Es una pena el gran desconocimiento que hay del periodo de los califas. Quizás haya países en los que el conocimiento sobre Córdoba sea mayor. De hecho, Córdoba es conocida en el mundo precisamente por esto, pues tuvo un desarrollo artístico, científico, económico y literario como ningún otro lugar de Occidente en el siglo X.

—Usted es especialista en historia social del poder y ha centrado sus investigaciones en el Al-Andalus. ¿Le preocupa el desconocimiento?

—Más que preocupar me llama la atención, y por eso siempre acepto cuando me llaman para divulgar el conocimiento sobre esta materia.

—¿Qué le movió para iniciar sus investigaciones sobre Al-Andalus?

—Es verdad que hace 30 años se conocía bien el entorno de Al-Andalus, pero estas últimas décadas de investigación han sido fantásticas. Hay gente que ha trabajado mucho y bien. Pero, sobre todo, me movió el intento de alejarme de todos los tópicos y envolverme por todo lo que tiene que ver con Al-Andalus y cómo se construyo aquella sociedad. Era un reto intelectual.