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Cultura

¿Por qué no se abre la casa de la familia Romero de Torres en Córdoba?

Un grupo de amantes del arte y la historia se reúne en Facebook para pedir que el inmueble se pueda visitar todo el año

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Este es el vídeo inédito de Julio Romero de Torres pintando a algunas de las modelos de sus obras

Entrada al patio de la casa de la familia Romero de Torres VAlerio Merino
Luis Miranda

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¿Por qué la casa de la familia Romero de Torres sólo se puede visitar en mayo y por qué sólo se puede conocer el patio? Para un grupo de cordobeses con inquietudes por la historia y el arte hay una cierta incongruencia en que una ciudad donde la huella de Julio Romero de Torres está por todas partes la casa en la que vivió y en la que creó gran parte de su obra permanezca cerrada y sin que se sepa demasiado de lo que hay en el interior.

Por eso se ha creado un grupo en la red social Facebook que persigue que las Administraciones trabajen para que el inmueble, situado entre el Museo Julio Romero de Torres y el de Bellas Artes, en la plaza del Potro, pueda visitarse de forma permanente.

El portavoz de este grupo, el historiador Juan José García, explicó a ABC que ya han tenido una reunión con el director del Museo de Bellas Artes, José María Domenech, y en próximos días también hablarán con el presidente de la Diputación Provincial, Antonio Ruiz, para conocer qué se puede hacer por abrir la casa.

El edificio donde vivieron Julio Romero de Torres y los suyos pertenece ahora a la Diputación, que desde hace algunos años lo abre sólo en mayo, dentro del Festival de los Patios.

Los ciudadanos pueden conocer entonces un recinto que responde al concepto de jardín arqueológico, ya que integra capiteles y numerosos restos del pasado de Córdoba, junto con árboles y numerosos objetos que hablan de la vida anterior de la casa. En los últimos años también se ha mostrado el estudio del pintor, pero sólo durante los días de mayo correspondientes al festival.

Patio de la casa de la familia Romero de Torres Valerio Merino

Juan José García explicó que hay un convenio entre la Diputación y la Junta de Andalucía que no llegó a desarrollarse y que hablaba de la forma en que podía abrirse y musealizarse la casa de forma permanente. Existiría, además, un documento para ello, aunque todavía no ha trascendido.

Aunque se pueda abrir cada año, la mayor parte de la casa de la familia Romero de Torres no se conoce. Conserva varias de sus estancias y también objetos interesantes, como la biblioteca, que por sí misma tendría bastante valor y contendría bastante información.

Algunas podrían estar utilizándose de forma auxiliar por el Museo Julio Romero de Torres, de titularidad y gestión municipal, y que linda con la casa en la que vivió y trabajó el pintor cuando estuvo en la ciudad.

La asociación da además a las Administraciones un plazo bastante largo: 2030, que se cuando se cumple el primer centenario de la muerte del pintor. «Ojalá fuera antes», remató el portavoz, que remató diciendo que se podrían exhibir todas las estancias y que funcionase como «centro documental», ya que en distintos lugares existe bastante información sobre una dinastía artística fundamental para la ciudad, porque empezó con Rafael Romero Barros, pintor y profesional en el entonces joven Museo de Bellas Artes de Córdoba, y continuó con sus hijos Rafael, Julio y Enrique, que destacó como investigador.

Desde el siglo XIX

La propia inquietud arqueológica, visible para los espectadores que cada año acuden en mayo, explica el interés que podría tener esta casa para la visita cultural, tanto entre los cordobeses como en los visitantes.

El edificio actual se creó antes del año 1862 en parte de las antiguas dependencias del hospital de la Caridad, que había sido uno de los más importantes de Córdoba, pero que para ese entonces ya había desaparecido, y de hecho en otra parte se levantó el Museo de Bellas Artes.

De la casa, perteneciente a la Diputación, se conoce el jardín arqueológico y el estudio, pero no muchas de las estancias

A partir de entonces tuvo varias reformas, vinculadas a distintos usos, primero el residencial y más tarde el del Museo Julio Romero de Torres, construido en la década de 1930 tras la muerte del pintor y la llegada al Ayuntamiento de una cuarta parte de su obra. Con todo, parte de la familia continuó viviendo en la casa hasta los últimos años del siglo XX.

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