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OBITUARIO

Adiós a Carmen Blanco: como la adelfa

Hoy lloramos su ausencia, y yo, mientras escribo, intento consolarme imaginando, en palabras de Clementson, que Carmen se encuentra ahora entre los pinos rumorosos

La artista natural de La Rambla ha fallecido a los 93 años tras una larga carrera de éxitos y reconocimientos

Carmen Blanco en una entrevista con ABC Córdoba en el año 2009 en su domicilio Rafael Carmona

Manuel Muñoz Moya

Córdoba

Se nos ha ido Carmen Blanco. Córdoba, normalmente callada, ha quedado en un profundo silencio. Se ha ido para siempre la soprano cordobesa por antonomasia. La vida de Carmen era el canto. Siempre el canto. Como enseñante y como intérprete, aunque nunca necesitara vivir del mismo.

Tal vez esta circunstancia trocó su profesión en pura vocación y, como tal, hizo que se prodigara y estuviese siempre dispuesta a interpretar las más conocidas piezas de ópera y zarzuela como también esas preciosas canciones que jalonan la vida musical cordobesa. Por eso nunca envejeció y conservó hasta el final, aparte de la voz, unos ojos chispeantes y una sonrisa de jovenzuela.

Carmen cantó en el teatro formando parte de repartos insignes, fue la protagonista única de brillantes recitales e igualmente disciplinada integrante de coros. También cantó cada vez que se lo pedimos, para nuestra Asociación de Amigos de la Ópera, de la que fue cofundadora.

También cantó conmigo, un simple aficionado, en una inolvidable fiesta del Colegio de Abogados. Porque para nuestra soprano, lo importante era el canto, el buen canto.

La última vez que oí cantar a Carmen fue en un vídeo donde, a dúo con Pablo García López, interpretaba la bellísima 'Como la adelfa'. Su voz sonaba limpia y sus ojos brillaban emocionados recordando, tal vez, aquel día en que por vez primera la cantara.

Hoy lloramos su ausencia, y yo, mientras escribo, intento consolarme imaginando, en palabras de Clementson, que Carmen se encuentra ahora entre los pinos rumorosos, dejándose mecer y llevar por el levante de su voz, otra vez joven y pletórica, que entona una hermosísima canción envuelta en sueños de eternidad.

Así, cantándole a la adelfa, te recordaré para siempre, Carmen Blanco, Carmelita; alegre, bondadosa, señora, buena amiga y, desde ahora, soprano que ha triunfado sobre el inmenso escenario del cielo.

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