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Verano cordobés

Cambiar el horario laboral y de vida por las olas de calor en Córdoba

Sectores como la hostelería y el comercio abogan por atrasar los horarios de apertura y cierre para evitar los picos del mercurio, subir las ventas atrayendo a más clientes, además de reducir costes

El turismo se acerca a las cifras prepandemia en Córdoba capital, con más de 410.900 visitantes el primer semestre del año

Un termómetro marca 45 grados en el Puente de San Rafael de Córdoba esta semana Valerio Merino
Davinia Delgado

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La subida cuesta arriba y sin frenos de las temperaturas, que ya en mayo llegaron a superar los 40 grados durante varias jornadas; que en junio protagonizaron la primera ola de calor y que azotan desde hace ya casi tres semanas a la provincia cordobesa, con algún que otro 'respiro térmico' de 39 grados, ha puesto sobre la mesa el debate de la conveniencia de adaptar el ritmo laboral y de vida a otros horarios para esquivar los picos del mercurio.

Desde varios sectores productivos se insiste en la necesidad de retrasar los horarios de apertura de muchos negocios (y, por ende, los de cierre) para aumentar las ventas, reducir costes y mejorar las condiciones laborales de los trabajadores.

Una de las actividades que, en muchos casos, ha adaptado su horario a las altas temperaturas es la hostelería, «algo que se hace necesario para reducir gastos y centrar esfuerzos en los momentos en los que hay más clientes», explica el presidente de la patronal Hostecor, Francisco de la Torre.

El calor está empujando a dar un giro al ritmo laboral en este sector durante el periodo estival, castigado por la actual coyuntura económica, con el aumento de la inflación que redunda en el coste de los productos, así como la falta de personal cualificado.

«Los gastos se han duplicado y ya estamos viendo que son muchos compañeros los que cierran a las 14.30 o a las 15.00 y vuelven a abrir cuando se ha aplacado un poco el calor. De este modo, reducen los costes derivados de la factura eléctrica», explica De la Torre. Y es que las altas temperaturas les dejan vacías las terrazas hasta bien entrada la noche, cuando el asfalto ya no quema, por lo que en la práctica tienen menos horas para hacer caja.

Imagen - «No podemos estar de 7 de la mañana de 2 de la madrugada, y menos ahora en verano»

Europeizar horarios

«No podemos estar de 7 de la mañana de 2 de la madrugada, y menos ahora en verano»

Fran de la Torre

Presidente de Hostecor

Además, aunque los locales de hostelería se encuentran climatizados, la pandemia ha cambiado los pautas de los clientes que rehúyen de los interiores y buscan la ventilación natural de los veladores.

En este sentido, el presidente de Hostecor considera que hay que «intentar europeizar esta actividad: en países vecinos los horarios son estrictos, es decir, saben muy bien cuando cierra y cuando abren. Hay que hacer pedagogía con los clientes para que entiendan que no podemos estar de 7 de la mañana de 2 de la madrugada, y menos ahora en verano; y que deben cumplir escrupulosamente con las reservas. La hostelería es un sector de servicios, no de servilismo».

Cierre de comercios

En la misma línea se pronuncian los comerciantes, que hace ya varios años abrieron el debate sobre la necesidad de modificar los horarios de apertura y cierre de los establecimientos para adaptarse al calor. Estos días, los ambulantes han solicitado al Ayuntamiento de Córdoba poder montar de noche para mitigar los efectos de las altas temperaturas.

«La situación se está agravando porque cada año hace más calor en el periodo estival, lo que obliga a los consumidores a recluirse en sus casas hasta que bajan los grados», señala el presidente de la Federación Comercio Córdoba, Rafael Bados.

La propuesta lanzada entonces por el sector fue plantear un cambio en las jornadas laborales, bien alargando el horario por las mañana o retrasando el vespertino, por ejemplo con los comercios abriendo a las 19.00 horas y cerrando a las 21.30, 22.00 o incluso algo más tarde, y enlazando, de este modo, el horario comercial con el de ocio nocturno de la ciudad.

Turistas bajo un paraguas en el Puente Romano de Córdoba Valerio Merino

Algunos establecimiento ya han dado un paso adelante y han modificado sus horarios para adaptarse a las condiciones climáticas. «Es un camino que habría que seguir promoviendo; es necesario que todos diesen ese paso y sería mejor de cara a favorecer las ventas. Entre las 17.00 y las 18.00 de la tarde las calles son prácticamente intransitables. Por ello, seguimos pensando que habría que replantearse esos horarios», considera Bados.

Otro sector, el de los guías turísticos, se muestran algo menos confiados en que un cambio en los horarios de apertura de monumentos y museos pueda ser un incentivo para mejorar sus números. El presidente de la Asociación Profesional de Informadores Turísticos de Córdoba (APIT), Luis Álvarez, no ve con malos ojos esa opción, «pero ya contamos con una oferta nocturna interesante: por ejemplo, la Mezquita- Catedral, con 'El Alma de Córdoba'; o las visitas cuando cae en sol a Medina Azahara».

«Los operadores con los que trabajamos venden mucho menos Córdoba en julio y agosto porque saben el calor que hace y esto siempre ha sido así. El tema es complicado porque el turismo de grupo está donde porque los visitantes no se quedan a dormir y no van a venir más porque cambien los horarios», considera Álvarez.

La fórmula del teletrabajo

Quienes sí lanzan el grito al cielo para que se modifique el ritmo laboral ante el implacable calor son los sindicatos, que reclaman que se reduzcan los desplazamientos innecesarios en las horas de más exposición solar.

Así, organizaciones como UGT ya han alzado la voz para pedir a las empresas que se adapten a estas condiciones climáticas extremas. Entre otras medidas provisionales, el secretario de Salud Laboral de UGT Córdoba, Jaime Sarmiento, aboga por «extender la fórmula del teletrabajo en todos aquellos puestos y actividades que sea posible» y, en los casos en los que sea imprescindible la presencialidad, esta organización recomienda aumentar los descansos y fomentar las rotaciones durante la ola de calor, así como extender la jornada intensiva en las actividades profesionales que no la tengan obligada por convenio, como sí ocurre, por ejemplo, en el campo o en la construcción.

En la misma línea, CSIF solicita un cambio en los horarios de trabajo para «evitar realizar actividades de alta exigencia en las horas más calurosas», así como la introducción de más pausas de descansos a lo largo de la jornada.

Un cambio en el estilo de vida durante el periodo estival puede contribuir, además de para mejorar la productividad, para favorecer una mejor salud, no solo física, sino mental.

Así lo señala Javier Alberca, psiquiatra del Instituto de Neurociencias del Hospital Cruz Roja de Córdoba: «El calor afecta a nuestras capacidades cognitivas; en personas mayores se nota más. Igualmente, afecta al sueño, lo que puede provocar fatiga, ansiedad... Realizar un esfuerzo adaptativo general de nuestras vidas para adecuarnos a estos periodos prolongados de altas temperaturas nos puede hacer la vida más fácil y mejor».

Imagen - «La ola de calor que estamos atravesando dificulta el mantenimiento del equilibrio»

Efecto mental

«La ola de calor que estamos atravesando dificulta el mantenimiento del equilibrio»

Francisco Lara

Jefe Psicología Clínica Quirónsalud Córdoba

Igual opina Francisco Lara, jefe de servicio de Psicología Clínica del Hospital Quirónsalud Córdoba. Para este especialista, «la ola de calor que estamos atravesando dificulta el mantenimiento del equilibrio necesario para el adecuado manejo de las emociones produciendo por tanto una menor tolerancia ante el estrés externo y mayor tendencia hacia la aparición y la expresión descontrolada de la ira y la agresividad».

En este sentido, el cambio de estilo de vida y adaptar el horario laboral a las condiciones climáticas «es algo que ya se hace y debe seguir haciéndose para reducir los riesgos para la salud por las altas temperaturas».

«El cuidado emocional es una cuestión importante y que deberíamos hacer siempre. Si tenemos en cuenta que el calor excesivo aumenta la dificultad para el manejo de la ira y nos vuelve más agresivos deberíamos trabajar aspectos que ayuden a estar más tranquilos: bajar el nivel de actividad y el estrés serán objetivos prioritarios en los días de más calor», indica Lara.

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