Sucesos
Las claves de los psicólogos sobre la conducta de Álvaro Prieto: «Pudo actuar por culpa y miedo»
ABC habla con varios especialistas para tratar de comprender qué llevó al joven a tratar de coger un tren a toda costa, arriesgando su vida
Álvaro Prieto, última hora en directo: imágenes de una cámara captaron que el joven murió electrocutado al agarrarse a una catenaria
¿Qué ha fallado en la búsqueda de Álvaro Prieto?

Los interrogantes que circundan la muerte del joven cordobés Álvaro Prieto, que, según el informe preliminar de la autopsia, falleció electrocutado tras recibir una descaga de 3.500 voltios al tocar la catenaria del tren de Santa Justa en el que este lunes apareció ... su cadáver, son múltiples. ¿Por qué accedió a la zona de talleres y se subió a ese convoy, que estaba fuera de servicio?¿Qué le hizo rechazar la ayuda recibida por el personal de la estación cuando se quedó sin batería en móvil? Y, sobre todo, ¿qué le empujó a actuar con esa ofuscada determinación, violando normas y arriesgando su vida?
Según la investigación abierta, el chico, que pasó la noche de fiesta con sus amigos en la capital hispalense, tenía un billete para regresar a Córdoba a las 7.35 horas. Apenas doce minutos antes le escribió un mensaje de WhatsApp a sus padres: «Voy para la parada», refiriéndose a la estación. Sin embargo, perdió el tren y fue ahí cuando tomó una serie de desafortunadas decisiones que acabaron con el final más trágico que cabría esperar.
Intentó colarse en otro convoy, un AVE Sevilla-Barcelona que salía a las 8.55 horas, pero los vigilantes de seguridad frustraron su propósito. No obstante, eso no frenó la decisión firme de Álvaro de llegar a Córdoba esa misma mañana. Fue entonces cuando, según las primeras hipótesis, se dirigió a la zona de talleres y subió al techo de un tren que estaba parado. Una cámara lo grabó agarrándose a la catenaria, lo que provovó que se electrocutase y cayese entre los vagones.
«Pudo verse movido por la culpa, a la que se llegar por la noción de incumplimiento de las obligaciones que conforman el código ético o moral de cada uno. Un código que puede ser el de 'buen hijo' que se porta bien y no da problemas», señala la psicóloga sanitaria Alejandra Muñoz. «La culpa nos pone en contacto con el miedo que, o bien nos paraliza, o lleva a conductas impulsivas, al desatarse las hormonas del estrés: la adrenalina y el cortisol».
En este sentido, la especialista aclara que «la amenaza que desata el miedo puede ser real, pero también puede deberse a una percepción de quien lo siente, que puede ser más poderosa en función del tipo de personalidad».
En esta misma línea se pronuncia otra especialista en psicología sanitaria y jurídica de Córdoba, que prefiere permanecer en el anonimato: «A nivel orgánico, no haber descansado [Prieto estuvo toda la noche con sus amigos] puede afectar al razonamiento lógico», algo que, en el caso de los jóvenes, como Prieto, se ve potenciado por una cuestión puramente fisiológica: el cerebro termina de desarrollarse y de madurar entre los 25 y los 30 años. La parte del cerebro detrás de la frente, que se llama corteza prefrontal, es una de las últimas partes en madurar. Esta área es responsable de habilidades como planificar, establecer prioridades y tomar buenas decisiones.
«La inmadurez de la corteza prefrontal lleva a los jóvenes a implicarse en muchos comportamientos de riesgo»
«La inmadurez de la corteza prefrontal -explica esta profesional-, unida a la hiperexcitación del sistema cerebral de recompensa, lleva a chicos y chicas a implicarse en muchos comportamientos de riesgo. Los valoran como poco probables en el marco del razonamiento del 'a mí no me va a pasar'».
Por su parte, el profesor en Psicología Forense José Manuel Aguilar afirma inclinarse también por «la culpa» como el principal motivo que puede explicar la conducta de Álvaro Prieto. «También podría justificarse por un funcionamiento cognitivo alterado que lo llevó a tomar decisiones tremendamente desafortunadas; la autopsia revelerá más datos al respecto», apunta el profesional.
Deshidratación
Otro especialista del ramo, que también prefiere que su nombre no aparezca, al tratarse de un caso tan sensible, suma otra hipótesis, advirtiendo, en primera instancia, que «no podemos hacer grandes conjeturas ni especular, aunque sí se pueden plantear supuestos teniendo en cuenta los datos de que se disponen: que era un chico normal, bien adaptado, estudiante y deportista».
El sanitario considera que «por el tipo de conducta parece que no hay una intencionalidad por su parte, pero siempre hay un referente que es llegar a montarse en un tren. Su comportamiento es muy confuso, muy desorientado. Puede tener relación con que permaneció toda la noche sin dormir y es bastante probable que estuviera deshidratado».
Este psicólogo explica que la falta de líquido puede producir síntomas como dolor de cabeza, debilidad, mareos, cansancio, somnolencia y desorientación. «No me cuadra tanto que actuase por miedo, porque los guardias de seguridad, según se ha dado a conocer, no detectaron nada raro», concluye.
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