Medio Ambiente
Los embalses para el abastecimiento de Córdoba, en su peor nivel desde la sequía de los años 90
Los pantanos con agua para los hogares se mueven entre el 12 y el 19 por ciento de su capacidad máxima, porcentajes que no se veían desde 1995
La ruta de la sequía en Córdoba
Los pantanos de Córdoba dedicados al abastecimiento de los hogares están a punto de alcanzar los niveles críticos que se vieron durante la prolongada sequía de comienzos de los años noventa del pasado siglo, que terminó durando un lustro. No sólo en el norte -donde la situación de emergencia se declaró antes, a finales del año pasado-, sino en todo el territorio cordobés. Son los embalses de Iznájar, Martín Gonzalo, Puente Nuevo y Sierra Boyera. Sólo se salva, por el momento, el de San Rafael de Navallana, que abastece a Córdoba capital y que aún tiene reservas para resistir otros dos años. Las demás presas se mueven en porcentajes que van desde el 12 al 20 por ciento de su capacidad teórico, de acuerdo con los datos actualizados de la Dirección General del Agua.
El de Sierra Boyera es un caso extremo. Sólo le queda algo más del 12 por ciento de su capacidad, apenas 5 de los 41 hectómetros que puede albergar. El año pasado en esta misma fecha aún mantenía un 37 por ciento de su volumen con 15 hectómetros en la reserva. En un año se le han ido dos tercios del agua embalsada sin que apenas se haya recuperado por las escasez de lluvias. Está a punto de llegar al límite del caudal ecológico y en ese caso no se podrá sacar más agua.
La peor sequía
La última vez que Sierra Boyera tuvo tan poca agua fue hace 30 años, en el verano de 1993, en una de las peores sequías que se recuerdan en la historia de España. Ésta podría ser incluso peor. En aquella ocasión el pantano se secó por completo a finales de 1994 y no se recuperó hasta las lluvias del otoño del año siguiente, cuando terminó la época de escasez. La sequía actual lleva ya cuatro años con nosotros.
El de Puente Nuevo, también en el norte de la provincia, aguanta un poco mejor, pero aun así se encuentra al 15 por ciento de su capacidad máxima, con 43 de sus 282 hectómetros cúbicos. La ventaja de este embalse es que sólo abastece a dos pequeñas poblaciones que suman unos 5.000 habitantes, a pesar de ser el más grande de la zona. Su agua se ha usado para otros menesteres, fundamentalmente la generación de electricidad en la central térmica de Puente Nuevo. Ambos, la planta energética y el pantano, fueron diseñados en conjunto en los años sesenta. Tras el cierre de la central hace ahora dos años, el pantano está infrautilizado.
En realidad, Puente Nuevo lleva prácticamente una década perdiendo agua. En 2013 se llenó hasta el máximo, una situación que sólo se ha repetido en cinco ocasiones en los últimos 35 años, y desde entonces ha tenido una evolución decreciente: recogía agua en primavera pero nunca lo suficiente como para cubrir el consumo. A pesar de todo, aún no ha alcanzado los niveles mínimos de la sequía del año 2010, mucho menos los que se registraron en los 90, cuando llegó a tener apenas 17 hectómetros cúbicos, dos veces y media menos que ahora.
Iznájar, el mayor embalse
El de Iznájar es un caso significativo al tratarse del mayor embalse de Andalucía. De él depende el abastecimiento de 280.000 personas de prácticamente todos los municipios cordobeses ubicados al sur del Guadalquivir. Ahora mismo alberga 184 hectómetros cúbicos de sus 981 teóricos, un 19 por ciento del total. Sin embargo, ha perdido en un año casi 50 hectómetros y cinco puntos porcentuales, lo que lo deja también en una pésima situación.
No obstante, Iznájar aún no ha llegado a los bajos niveles de la anterior sequía, cuando en el verano del año 2008 llegó a quedarse con unos 150 hectómetros cúbicos. El otoño de ese año, sin embargo, permitió al pantano recuperarse y no tardó en alcanzar su nivel máximo al terminar la primavera del año 2010. Después ha ido fluctuando con altibajos habituales según la estación del año. En el verano de 2015 el pantano de Iznájar volvió a sufre una fuerte caída de sus reservas que sólo se detuvo a principios del año 2018. Desde el año 2019 la tendencia es a la baja, con periodos de recuperación que ya no compensan las pérdidas durante la estación seca. En la sequía de los 90 llegó a tener tan sólo 50 hectómetros cúbicos.
Martín Gonzalo
El último de los embalses de la provincia de Córdoba destinados al consumo que monitoriza la Dirección General de Aguas es el Martín Gonzalo, en la zona oriental, dentro del término municipal de Montoro. Es una de las presas en las que el Gobierno central decidió actuar mediante el decreto de sequía de marzo de este año con un trasvase directo de agua desde el Guadalquivir.
En la actualidad esta presa mantiene tan sólo tres hectómetros cúbicos, el 16 por ciento de sus 18 hectómetros de capacidad máxima. En una semana no ha habido descensos, pero en la misma semana del año pasado aún tenía siete hectómetros y rozaba el 40 por ciento de llenado. Estos niveles no se veían desde el año 1995, en lo peor de la sequía de entonces, aunque llegó a quedarse prácticamente vacío en el invierno, con tan sólo un hectómetro. Las lluvias de comienzos de 1996 arreglaron la situación.
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