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Time Lapse

Los cuervos del olvido

Si hay un drama silencioso hoy, ese es la imperiosa necesidad de más plazas de mayores en residencias

La Junta denuncia a la directora de una residencia de ancianos de Córdoba por quedarse con 30.000 euros de una interna

Francisco Poyato

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No sabía leer ni escribir. Firmaba con su huella dactilar. Pero se había matado a trabajar toda su vida desde niña y tenía el doctorado en la universidad de la calle. Acabó sola en el asilo. Sin familia y una pensión miserable. Agradecida al más mínimo estímulo de afecto para hacer frente a la guadaña del olvido y la soledad. Cual gato de medianoche. Nadie iba a visitarla. Ni tan siquiera a sacarla los domingos de sol por algún recoveco a dar un escueto paseo. Si no comía, pocos iban a preocuparse de ella. Si no bebía agua, ya lo haría cuando apretase la necesidad. Si gritaba de noche en sus posibles delirios, habría rápidos remedios para hacerle callar su desazón. Presa fácil, sin duda, para los desalmados y cobardes que pican como cuervos y vampiros en la carne trémula y el espíritu marchito de quienes miran al cielo pidiendo que una gracia divina les deje descansar para siempre ante tanta fatalidad.

Si hay un drama silencioso es la imperiosa necesidad de más plazas para mayores en residencias ante la imposibilidad de acabar sus días de una manera digna. Ya les hemos dado la espalda. Ya se nos van las diatribas y las energías en otras vanaglorias políticas absurdas. Ellos sólo están en las prioridades cuando se acercan las elecciones y les llenan el buzón de los asilos de propaganda electoral para devolver el guiño de las pensiones. Luego son números, céntimos o decimales que no cuadran. Estorbos, monedas de cambio y listas de espera.

Y aún así, llegan a ser a veces víctimas propiciatorias de la maldad y la peor escoria. Si finalmente la investigación policial abierta a raíz de la denuncia de la Junta de Andalucía por el presunto robo a una anciana de 30.000 euros por la directora de la residencia que habitaba en Córdoba demuestra las graves acusaciones vertidas -sin que la señalada haya rechazado la imputación por ahora- sobre ella. Si, finalmente, la verdad judicial arroja luz sobre cómo se inflaba la nómina de residentes de manera clandestina en ese centro para sustraer sus pensiones..., podremos convenir en que no tenemos límite como depredadores.

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