TimeLapse
Luis Martín
Una 'rara avis' en política durante los 25 años que estuvo en el Ayuntamiento o la Diputación con el PP
Las cunetas de Durán (13/12/2023)
Luis Martín es ese buen vecino que todos quisiéramos tener. Al que le dejaríamos las llaves de casa un verano para que le diera vuelta, y acabaría regándote las macetas. Una 'rara avis' en política durante los 25 años que estuvo en el Ayuntamiento ... o la Diputación con el PP. Tenía otro 'tempo' de las cosas. Para lo bueno y lo malo. Que se lo pregunten a Ángel Rebollo, su número dos en la Gerencia de Urbanismo, que sufría horrores cada vez que Luis, con su puro inconfundible en aquellos otros tiempos donde se podía fumar en el trabajo, se explicaba pausadamente sobre los planos en los que la ceniza caía con el riesgo de acabar hechos pavesas.
Se multiplicaba por cuatro y lo mismo estaba en una peña, la Becerrada, una oenegé o a la media hora con una hermandad. Su hábitat político insuperable, tal vez porque siempre era cofrade antes que político y eso se notaba. Se jubiló de todo hace unos años, pero ha seguido acompañando a las cofradías lo mismo en un triduo que en un via crucis o la presentación de un cartel. Como si no hubiera decidido parar nunca. Por eso es lógico que lo hayan nombrado 'Cofrade Ejemplar', de lo cual éste que suscribe se alegra mucho.
Tuvo dos espinitas clavadas en su interior. Una confesable, el no haberle dedicado tiempo a su familia en todos esos lustros de concejal o diputado provincial. Y la otra, que nunca expresó por su prudencia y buen estilo, que el PP no le nombrara presidente del partido tras su servicio como responsable de la gestora que se vieron obligados a articular; o, al menos, lo reconocieran, en todo caso, con un acta de diputado nacional.
Luis Martín es un cordobés de Santa Marina criado en Baeza y esa ausencia de estridencias, tan en boga en la política presente, puede entenderse por ese viaje vital de la Andalucía más castellana. Al contrario, en una entrevista en ABC dijo que le estaba muy agradecido a su partido por las oportunidades que le había dado. «Nunca me subí al coche oficial, por eso no me cuesta trabajo bajarme», sentenció.
Es un tipo normal, afable, sin una palabra malsonante, leal -virtud que cotiza al alza- y que, pasado el tiempo, puede ir con la cabeza alta.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete