Javier Campos, empresario

Dice Javier que «parte de la sociedad y del Gobierno valora muy poco al empresario». ¡Gran verdad! Si esa parte de la sociedad que no siente aprecio o gratitud ante el trabajo de un empresario o profesional tuviera como contrapeso una administración que defendiera y valorara al empresario como imprescindible para crear empleo y aportar crecimiento, las cosas serían diferentes.

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Pero desde hace tiempo, y desde algunas instituciones, se vende un discurso que está calando peligrosamente en la sociedad. Propagan que los empresarios son unos explotadores insolidarios. Hace un daño enorme escuchar, de alguien con responsabilidad en la administración, decir que todo aquel que arriesga tiempo y patrimonio propio como empresario es un presunto defraudador.

Como consecuencia de esto, el 75% de los españoles desea ser funcionarios y el 81% preferiría tener como patrón al Estado. La vida me ha enseñado que cuando las empresas están en manos del Estado y todos los ciudadanos son trabajadores de ese patrón, ni la economía tiene buen final, ni hay libertad en las personas.

Reconozco que no todos los empresarios o profesionales son, somos, ejemplares, como tampoco lo son los funcionarios o los políticos. Pero si en Córdoba la sociedad empezara por apreciar a los buenos empresarios y profesionales, ¡que los hay!, al responsable de una cafetería, al que fabrica joyas, construye carreteras o viviendas, o al profesional que ofrece servicios, estoy convencido que ni el paro sería un problema tan sangrante, ni la renta media por habitante en Córdoba sería una de las más bajas de España.