Suscríbete a
ABC Premium

Contramiradas

Rafael Castelló, arquitecto: «Córdoba no tiene límites para el turismo»

Dirige uno de los estudio más activos de la ciudad

Carlos Clementson: «Con Liébena muere la alegría a través del arte»

Rafael Castelló Valerio Merino

Aristóteles Moreno

Córdoba

En el estudio de arquitectura de Rafael Castelló no hay planos. Ni lápices. Ni tableros de dibujo. Ni tecnígrafos. Ni reglas graduadas. Solo hay pantallas y orden. Heredó la arquitectura por línea parental. Se crió entre escalímetros y cartabones en el bufete de su padre. Que era, según sus propias palabras, un arquitecto con «mucha imaginación» y que ejecutaba edificios «espectaculares».

-De él heredé el estudio y algo tremendamente más importante: sus valores.

-¿Qué valores?

-La honradez en el trabajo.

-¿La honradez es un valor dominante en el mundo inmobiliario?

-Yo no he visto nunca nada raro. Ni con los clientes ni con la administración.

Ingresó en el despacho de su padre con 24 años. Y el primer proyecto que le cayó en sus manos fue el diseño de las instalaciones de Mercedes-Covisa en el Polígono de la Torrecilla. Era una esquina muy potente de enorme visibilidad. «Había que hacer algo impactante», recuerda sentado entre papeles.

-¿Qué le dijo su padre?

-Siempre ha sido muy crítico conmigo. Y lo sigue siendo. Me dice que tengo que hacer algo más espectacular. Arriesgarme más.

-Es más valiente que usted.

-Nosotros primamos la belleza, pero la funcionalidad es fundamental. No podemos hacer una vivienda con tabiques circulares. Las camas son rectangulares. Y los muebles.

-Su padre la haría redonda.

-Bueno. Hemos tenido que ir matizando ese tipo de arquitectura.

-Perdone, pero las fachadas de sus viviendas son francamente atractivas.

-Son una combinación de funcionalidad, eficiencia energética y estética. Potenciamos mucho que sean edificios abiertos. Grandes ventanales y grandes terrazas. Nuestro clima es muy favorable, aunque nos quejemos.

-¿Un edificio debe ser funcional o bello?

-Tiene que tener los tres parámetros básicos: «Firmitas, utilitas y venusta». Estructura firme, utilidad y belleza.

-¿Y si tiene que elegir?

-En arquitectura no se puede elegir. Tiene que ser bello, pero también tiene que funcionar. En pintura o escultura puedes hacer arte puro y no pasa nada. Lo peor que puede ocurrir es que el cuadro se quede en tu casa. Aquí no.

-¿Construimos hoy mejor que ayer?

-Mucho mejor. No digo ya a efectos estéticos, que también. Hace 50 años uno se conformaba con tener cuatro paredes. Ahora la gente demanda también que su edificio sea simbólico. Eso ha hecho que tengamos que esmerarnos todos. La tecnología ha dotado de más rigurosidad los procesos de construcción.

-El ladrillo visto y la cal son materiales del pasado.

-Se sigue utilizando elementos clásicos, como el enfoscado tradicional de cemento. Y hay sistemas de más calidad, como la fachada ventilada, que aísla, es más estética y más duradera.

-¿Mañana todas las viviendas serán conjuntos residenciales?

-El urbanismo se ha expandido. Antes se construía la ciudad compacta. Tenían una densidad más alta y menos zonas comunes. La sociedad demanda hoy jardines y zonas deportivas. Hace setenta años no hacía nadie deporte. Los complejos que estamos haciendo llevan gimnasio y piscina.

-¿A más conjuntos residenciales menos vida en la calle?

-Los niños juegan en los conjuntos residenciales. Socializan en un recinto común. Las personas mayores salen menos. No hay continuidad para el peatón y todo se hace en coche.

-¿Las ciudades son más habitables?

-En Córdoba, el urbanismo es magnífico. Se hizo un Plan General en 2001 que es de lo mejor. Es una ciudad muy bien compensada.

-¿Y a quién se lo agradecemos?

-Los planes generales están sustentados por el promotor y el técnico. El promotor es el Ayuntamiento. En aquel momento hubo consenso entre las fuerzas políticas. Siempre ha habido sentido común. El que más se ha pateado el Plan General ha sido el que era gerente de Urbanismo: Luis Valdelomar. Le debemos bastante del orden de la ciudad.

-¿Qué es lo que hemos hecho rematadamente bien?

-Los barrios nuevos han tenido unos sistemas de equipamientos muy compensados, unas vías de comunicación perfectamente diseñadas, unas alturas de edificación razonables y densidad acorde con la mejor habitabilidad. Todo está bien ordenado. En Córdoba no hay carencias urbanísticas.

-¿Y en qué la hemos cagado?

-Una rémora es toda la extensión de las parcelas ilegales. Evidentemente es un desastre. Eso está propiciado por la dejadez política pero también por algo que es propio de los cordobeses. En los años 40 había 100.000 habitantes y ahora hay 320.000. Se crearon barrios muy buenos pero mucha gente tenía la vocación del campo. Está en el ideario cordobés hacerse su casita.

-¿Y el desastre tiene arreglo?

-La nueva ley del suelo potencia que se puedan legalizar. Lo que está hay que reconducirlo y en lo demás hay que actuar con mano dura. Para eso, hay que tener voluntad política.

-¿El antiguo Meliá se merecía un rascacielos?

-Rotundamente sí. Estaba proyectado por Carlos Ferrater, que es un magnífico arquitecto. Era una maravilla. La entrada de Córdoba se merecía algo así. Cada vez que entro por Vallellano, veo ese paño que bloquea cualquier visión de la sierra, frente al edificio proyectado que era elegantísimo y con mucha transparencia.

-¿Limitación de altura: acierto o rémora?

-Como concepto general lo veo bien. El Plan General solo permite siete plantas. Pero todas las ciudades han tenido hitos reconocibles que marcan las ciudades. ¿Alguien duda que es bueno para Madrid las cuatro torres? Eso está superado. En Córdoba debería haber edificios en altura en determinados sitios.

-Como la Torre del Agua.

-O como la torre de la Junta de Andalucía que se proyectó al otro lado del Arroyo del Moro.

-¿Qué rompe la Torre del Agua?

-Se planteó hacer un elemento simbólico en la rotonda Amadora, que era el centro de la ciudad moderna. ¿Qué mejor que en una rotonda clave se hiciera un elemento que todo el mundo ve?

-Antiguamente los elementos simbólicos eran edificios públicos.

-Tendemos a que lo público tiene un plus de bondad.

-Porque es de todos.

-Sí, pero a nivel arquitectónico, yo pienso para la ciudad lo mismo un edificio público que privado.

-Pide medidas valientes en el casco histórico. ¿Por ejemplo?

-Flexibilizar la normativa. Una normativa que no sea fundamentalista y que sea práctica, sin distorsionar los parámetros claves del casco. Nadie se va a una casa del casco ni va a hacer un hotel si no tiene aparcamiento. Tampoco se pueden hacer piscinas.

-¿Y cómo resolvemos la ecuación de las placas solares?

-Ahí soy contundente. Las placas son una demanda y todo el mundo sabe que afean el casco. No es como la piscina, que no se ve. Nos podemos cargar las ciudades. Creo que no se debe abrir el melón de las placas porque van a distorsionar mucho.

-¿Cuántos apartamentos turísticos más caben en Córdoba?

-Córdoba no tiene límites. En Granada hay el doble de hoteles. Y es una ciudad similar.

-No cree que hay un impacto ante la turistificación desmedida.

-En Mallorca, de donde viene mi familia, están los empresarios del turismo más avanzados del mundo. Allí se opta por la calidad. ¿Límite? Si hay calidad, no veo problema.

-Para usted, la gentrificación no es una amenaza.

-No. Intentar evitarla con legislaciones rigurosas sería más perjudicial que beneficioso.

-¿Qué decreto firmaría mañana para la Gerencia de Urbanismo?

-Flexibilizaría todos los procesos. La Gerencia está compuesta por grandes profesionales pero tienen un sentido del control excesivo.

-¿El control ha salvado la Córdoba histórica?

-No. Cuando se han destruido los cascos es cuando no había normas. Hace 50 años el casco histórico de Córdoba estaba dominado por el vacío y las infraviviendas. Cardenal González, por ejemplo. Ahora es un polo maravilloso de actividad y dinamismo. Hace 40 años eran todas casas de citas. Y no digo el río, al que aún le queda mucho.

-¿Por ejemplo?

-Evitar el fundamentalismo de que toda la vegetación que ha ido creciendo por dejadez no se puede tocar. Y potenciar la otra orilla.

-¿Es usted el arquitecto de moda o lo parece?

-Para nada. Nuestro objetivo es la estabilidad y la permanencia. Llevamos veintitantos años y así queremos seguir hasta que nos dejen.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación