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Conmemoración

La gestación del Vía Crucis Magno de Córdoba: «Ahora diría que estábamos locos»

Francisco Gómez Sanmiguel recuerda, diez años después, cómo se organizó una cita que cambió la historia

Magna Córdoba 2019 | Córdoba se rinde a los pies de Jesús Nazareno

Pasos participantes en el Vía Crucis Magno del 14 de septiembre de 2013 Valerio Merino
Luis Miranda

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¿Preparar una procesión magna jamás vista en Córdoba, con 18 pasos y sus cortejos, en apenas cinco meses, sin experiencia previa de hacer algo así y con el verano enmedio? Francisco Gómez Sanmiguel reconoce que era una aventura que parecía imposible: «Ahora diría que estábamos locos, pero es que había mucha ilusión y ganas». Como no sabían que era imposible, se consiguió.

Se cumplen diez años de un gran acontecimiento que dejó una profunda huella en la Semana Santa de Córdoba, en sus cofradías y en la percepción exterior de la fiesta. Hace ahora diez años, primero en secreto y después de forma pública, se estaba fraguando el Vía Crucis Magno del Año de la Fe y el entonces presidente de la Agrupación de Cofradías recuerda lo que sucedió con un entusiasmo parecido al que puso para organizarlo.

Su Junta de Gobierno había tomado posesión en octubre de 2012, pero algunos habían estado en el Vía Crucis que se organizó en Madrid, con pasos de toda España, para la Jornada Mundial de la Juventud en agosto de 2011. Tenían la idea en la cabeza, pero «era un Vía Crucis estático, en que los pasos no se movían, y eso mismo había planeado Sevilla para febrero de 2013, aunque los pasos no salieron allí por la lluvia». A la Agrupación de Cofradías aquel modelo no le gustaba.

Para hacerlo en Córdoba se unieron varias cosas. Por un lado, como era el Año de la Fe, «el obispo animaba a que se hiciera un gran acto de las cofradías» y Sanmiguel y su equipo acariciaban la idea de la magna procesión, que se formuló en voz alta el Viernes Santo de 2013.

La Agrupación tenía la idea, pero se lanzó tras una Semana Santa que en 2013 fue aciaga por la lluvia en casi todos los días

Fue otra Semana Santa aciaga, con lluvia el Domingo, Lunes, Martes, Miércoles, Madrugada y Viernes. Cuando el Descendimiento suspendió su estación de penitencia por tercer año consecutivo, Pedro Soldado, consiliario de la cofradía y también de la Agrupación dijo a los presentes que no se desconsolasen, que habría una gran cita al cabo de unos meses. ABC lo publicó tres días más tarde, el Lunes de Pascua. Quedaba todo por hacer y muy pocos meses: «Quizá no fuéramos conscientes de lo grande que era lo que estábamos organizando».

La Agrupación llevó a la asamblea una propuesta que se aprobó el 14 de mayo, justo cuatro meses antes de la cita. «Don Demetrio propuso el 12 de octubre, pero pensábamos que ese día podía tener riesgo de lluvia, así que se optó por el día de la Exaltación de la Cruz», recuerda.

Una sola negativa

La primera lista de cofradías invitadas era de 19, pero debían aceptarlo. Sólo hubo una negativa: la de la Virgen de los Dolores, que iba a cerrar el cortejo tras el Resucitado. El revés no desalentó a las demás. «Los consiliarios ayudaron a convencer a las hermandades y fueron diciendo todas que sí», dice el entonces presidente.

La lista quedó cerrada a finales de junio con el 'sí' de las Angustias-Sanmiguel insistía a sus cofrades con que «la joya de la corona» tenía que estar- y el Santo Sepulcro. Ya estaban la Reina de los Mártires, Huerto, Rescatado, Redención, Sentencia, Coronación de Espinas, Jesús de las Penas, Pasión, Caído, Santa Faz, Humildad y Paciencia, Amor, Expiración, Remedio de Ánimas, Descendimiento y Resucitado.

Irían además por un recorrido común de estreno, nunca visto en Córdoba y que ya miraba a la futura carrera oficial: desde la Cruz del Rastro hasta la Puerta del Perdón pasando por la Puerta del Puente y Torrijos.

Jesús Caído, en el interior de la Catedral en el Vía Crucis Magno Rafael Carmona

El verano de 2013 fue de preparativos intensos para las hermandades y la Agrupación. Hubo que frenar un 'motín' de los costaleros, a los que se prohibió llevar camisetas de tirantes y para quienes se hizo una camiseta conmemorativa del Vía Crucis Magno. Tampoco estaban conformes con que no se permitieran relevos en el recorrido oficial.

Pero había expectativa: «Yo veraneaba en la Costa del Sol e iba a la Feria de Málaga y muchos cofrades me preguntaban, les interesaba mucho». Cada vez había más excursiones y más autobuses, «y parecía que se preparaba algo grande». Hubo grandes bandas y recuperaciones históricas, como los dos ladrones junto al Cristo del Amor.

La Reina de los Mártires llega a la Puerta del Puente para inaugurar el Vía Crucis Magno Valerio Merino

También contratiempos. La Policía Nacional no mandó efectivos de la Unidad de Prevención y Reacción (UPR), que debían reforzar la seguridad de tanta gente como se esperaba. Eso provocó, recuerda Sanmiguel, la gran acumulación de público en la Cruz del Rastro, el inicio del recorrido común, y un notable retraso en la configuración del cortejo. «La ayuda de la Policía Local fue importante», cuenta.

«Se relanzó la imagen de las cofradías y la carrera oficial en la Catedral. Fue una fiesta que nos puso en el mapa», dice Sanmiguel

Córdoba estuvo llena aquella mañana, aquella tarde para los traslados de ida, aquella noche para el Vía Crucis Magno y aquella madrugada para los regresos, que se prolongaron hasta casi las seis de la madrugada con Humildad y Paciencia. Se notó emoción religiosa: «Cuando Fermín Pérez comenzó con las estaciones todo el mundo respondía a las oraciones. Se hizo el silencio».

Y de inmediato se notó que había pasado algo grande: «Cuando pasó el Resucitado nos incorporamos a la presidencia para ir detrás y los que estaban en las sillas nos felicitaban y aplaudían».

Es más, a la mañana siguiente el obispo tuvo que viajar a Madrid y en el tren coincidió con cofrades del Norte que habían pasado la noche en Córdoba y que también le mostraron su alegría por lo que habían vivido.

El Cristo de la Expiración avanza por la calle San Fernando, con muchos otros pasos detrás Ángel rodríguez

En las semanas siguientes se recogieron los frutos: «Se relanzó la imagen de las cofradías y la carrera oficial en la Catedral. Fue una auténtica fiesta que nos puso en el centro del mapa de las cofradías». Todavía está en internet el blog que Sanmiguel creó sobre la cita y donde se pueden ver las felicitaciones de los presidentes de Sevilla y Granada. Para el recuerdo quedó el DVD que difundieron los periódicos, y cuyos beneficios se entregaron a Cáritas, y una anécdota: muchos quisieron comprar la camiseta de los costaleros que antes se rechazaban. Es la reliquia de una noche soñada.

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