Obituario
Manuel Palomino, el primer nazareno que hizo estación en la Catedral de Córdoba en el siglo XX
La hermandad del Santo Sepulcro llora al cofrade, vestidor de su Virgen durante muchos años
Muere Manuel Palomino, maestro de los priostes de Sevilla

Era sevillano, pero Manuel Palomino presumía ante los cofrades de su ciudad de haber sido el primer nazareno que pisó la Mezquita-Catedral de Córdoba para hacer estación de penitencia en el siglo XX. Fue en 1986.
La cofradía del Santo Sepulcro llora al histórico cofrade, fallecido este jueves, y que tuvo una larga vinculación con la hermandad de la Compañía. Enrique León, el anterior hermano mayor, se emociona al hablar de él y de la huella que dejó.
Vino a Córdoba en la década de 1980 para trabajar en una oficina del Banco de Bilbao y su amistad con Francisco José Mellado, destacado cofrade del Santo Sepulcro, le llevó a hacerse hermano.
Enseguida congenió con otros cofrades, como el recordado Guillermo Giménez de la Linde, y se acercó a la imagen de Nuestra Señora del Desconsuelo en su Soledad, que entonces no salía en Semana Santa. «Bajo su dirección se realizó la primera corona que tuvo», relata Enrique León.
La hermandad del Santo Sepulcro fue la primera que quiso recuperar la estación de penitencia en la Catedral. Estaba previsto para 1985, pero la lluvia obligó a la cofradía a darse la vuelta. Se logró el Viernes Santo de 1986 y el primer nazareno fue Manuel Palomino. «Lo lucía con orgullo», rememora Enrique León.
Premio Demófilo
Al cabo del tiempo volvió a su Sevilla natal, donde ejerció como prioste y sería un cofrade destacado reconocido con un premio Demófilo, pero recuperó su relación con la cofradía cuando el Santo Sepulcro lo nombró vestidor de la Virgen del Desconsuelo.
«Y era algo más que un vestidor, porque colaboró con todos los hermanos mayores y su opinión se escuchaba», cuenta el cofrade, que añade que sus palabras eran «un buen timón para tomar un rumbo certero, porque siempre estaba a disposición de la hermandad desinteresadamente».
En 2007 la cofradía le entregó su medalla de oro y los admirados altares de cultos que la corporación realiza en la Compañía tienen mucho de su huella y de su ejemplo.
En los últimos meses su estado de salud era delicado y había faltado en algunas ocasiones para cambiar a la Virgen. Sí pudo hacerlo el pasado 19 de febrero por última vez, en la preparación para el quinario, que ha tenido carácter especial por los 450 años de las primeras reglas. «Parece que ha querido despedirse de la Virgen y de la hermandad», termina Enrique León.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete