Pasión en Córdoba
San Cayetano, la devoción que cambió el nombre del convento de San José en Córdoba
La veneración de una imagen del llamado Santo de la Providencia propició una denominación popular que llega hasta hoy
La Reina del Monte Carmelo brilla por las calles de Córdoba
La procesión de la Virgen del Carmen de San Cayetano, en imágenes

Un cordobés que pase por la avenida de las Ollerías, llegue a la Puerta del Colodro y mire hacia el norte encontrará una iglesia con la fachada de albero. Si le tiene que decir a alguien su nombre no dudará: San Cayetano. Y esa denominación la lleva también la cuesta que conduce hasta ella.
Sin embargo, el templo y el convento de frailes carmelitas descalzos tienen el nombre oficial de San José. Allí se estableció la orden de Santa Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz el 19 de marzo de 1614, bajo la advocación del esposo de la Virgen María.
La historia comenzó a cambiar en 1673, cuando Fray Bartolomé de los Mártires, uno de los religiosos del convento, promovió que se dedicara una capilla a San Cayetano de Thiene. Éste era un religioso italiano, fundador de la congregación de clérigos regulares de los teatinos en el siglo XVI, que había sido canonizado muy poco tiempo antes, en el año 1670.
Está considerado el Santo de la Divina Providencia, por su confianza en el plan de Dios, pero también es abogado de salud y trabajo, lo que le daba mucha devoción popular.
El sacerdote carmelita Fray Juan Dobado relata en su tesis dedicada al convento de San José cómo hay crónicas en el siglo XVII que hablan de que la imagen tenía mucha devoción y acudían muchas personas a rezar. Fue una de las primeras capillas laterales del templo, junto con la que da culto a Jesús Caído.
La devoción a San Cayetano no era sólo popular. En la documentación del convento se encuentran al menos dos sacerdotes que lo llevan en su nombre: Fray Sebastián de San Cayetano, primero en 1715, y Fray Antonio de San Cayetano.
Variaciones
Su capilla fue objeto de muchos cambios, pero su aspecto actual es del siglo XVIII. Tal y como explica Juan Dobado, en 1751 se hizo el retablo, que costó 2.200 reales, se doró, por un valor de 3.200, y se bendijo una nueva imagen, que costó 600.
El titular se volvió a cambiar poco tiempo después, en 1770, con Cayetano Carrascal como tesorero de la Catedral de Córdoba y sobrino del obispo Martín de Barcia.
Es con toda seguridad la actual, que el sacerdote atribuye a Alonso Gómez de Sandoval, el escultor que marca todo el siglo XVIII en Córdoba. Incluso se hicieron algunas réplicas, una de las cuales está en la Diputación Provincial.
Tiene tres cartelas sobre la vida del santo, que muestran la aparición de la Virgen entregándole el Niño Jesús, la entrega de la regla a los Teatinos y, en el ático, la flagelación que sufrió durante el llamado 'sacco' de Roma por las tropas del emperador Carlos V.
Vida
Cayetano de Thiene fue un sacerdote de brillante formación que quiso combatir la Reforma de Lutero desde dentro
Cayetano de Thiene nació en Vicenza en 1480 y fue un sacerdote de brillante formación que quiso combatir la Reforma de Lutero desde dentro y mejorando la espiritualidad y coherencia del clero. Por eso fundó la Orden de los Teatinos o Clérigos Regulares con un fuerte impulso de renovación.
El padre Dobado ha documentado también los emblemas de la capilla, entre los que hay aves. Aluden a la confianza en la Providencia, según la frase de Jesús en el Evangelio: «Mirad los pájaros del cielo: ellos no siembran ni cosechan, ni acumulan en graneros, y sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros acaso más que ellos?».
La devoción continuó durante esos siglos y ya en 1820 hay documentación que se refiere al convento como de San Cayetano. Todo a pesar de que la devoción se apagó, como también la de la Virgen del Socorro, de la que ni siquiera quedó la imagen.
Teodomiro Ramírez de Arellano, que fue miembro de la Junta de Gobierno de la archicofradía de Nuestra Señora del Carmen, cita al convento como de San José, y apenas se refiere a San Cayetano, pero el nombre quedó en la denominación popular y en el callejero.
En 1935 se colocó en el atrio un retablo cerámico, realizado en la fábrica Santa Ana de Triana, protagonizado por el fundador de los Teatinos.
Desde entonces su denominación popular ha convivido con la real, aunque los carmelitas descalzos han insistido en el nombre original de San José, que campea en la portada del convento, pero lo popular sigue por delante.
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