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Pasión en Córdoba

Ignacio Pérez Franco: «Las cofradías deben evitar la disociación entre una devoción sentimental y una fe vivida»

Su libro 'Ser cofrade, una vocación', publicado en Córdoba por Almuzara, muestra cómo acercarse a Cristo desde las hermandades

Ignacio Pérez Franco, con los titulares de su hermandad del Baratillo Jesús Spinola
Luis Miranda

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Ignacio Pérez Franco (Triana, Sevilla, 1964) fue hermano mayor del Baratillo y pertenece a varias hermandades de penitencia de Sevilla. Pregonero de su Semana Santa en 2012, ahora publica en la editorial cordobesa Almuzara la obra 'Ser cofrade, una vocación' , en el que proporciona claves y un camino para vivir la fe cristiana a través de las hermandades.

En su libro enumera los motivos para entrar en una cofradía (devoción, familia, pertenencia a un barrio, amistad) pero resalta que casi nadie explícitamente por buscar a Jesús. Y sin embargo, es una vocación.

No descarto que haya alguna persona que efectivamente se acerque a una hermandad porque quiera tener un encuentro personal con Jesucristo , pero lo normal es que ese encuentro se presente o aparezca por una tradición familiar , porque te lleva un amigo del colegio, porque te gusta el estilo de una cofradía o por el tirón devoción de la imagen titular, que es importante. Creo que en el fondo siempre hay una llamada para encontrarse con Cristo. Aparecerá más nítida o menos nítida según las circunstancias. También hay gente quien entra porque quiere tocar en la banda o salir de acólito o ser costalero.

¿Su libro es una guía o una iniciación para personas que están en las cofradías y quieren profundizar en la fe a partir de ellas?

Efectivamente. Lo que he pretendido en el libro es poner en valor la hermandad como un lugar apropiado para poder vivir la vocación cristiana de manera plena, y no tener que buscar fuera de la hermandad lo que la propia hermandad te puede y debe ofrecer. Como digo en el libro, la fase principal es encontrarse con Jesucristo, que es la raíz de nuestra fe. Es el encuentro con una Persona, no es adherirse a un código de conducta ni a unas normas morales. Creo que la hermandad es un sitio idóneo para que se produzca ese encuentro a través de los cuatro medios: a través de la formación mediante la palabra de Dios, a través de los sacramentos , a través del encuentro con los hermanos necesitados y por supuesto a través de las imágenes titulares que son el eje por el que gravita toda la actividad cultual de la cofradía.

Portada de 'Ser cofrade, una vocación' de Ignacio Pérez Franco, publicado por Almuzara ABC

¿La hermandad siempre lo pone fácil para llegar a Cristo?

Creo que pone los medios , pero otra cosa es que los ponga de manera suficiente. Evidentemente, en estos campos siempre se puede hacer algo más: en formacion, fomentando la vida sacramental , por supuesto en la labor de caridad y quizá lo que sí tienen perfectamente establecido es el tirón devocional de las imágenes titulares, que está ahí. Algunas porque son imágenes que lo largo de los años o los siglos han ido ganando esa unción religiosa que hace que muchas personas se acerquen a Jesucristo o a la Virgen a través de ellas. La hermandad sí tiene los medios, otra cosa es que algunos de esos medios se puedan perfeccionar, se puedan mejorar y se puedan incrementar.

«He querido mostrar a la hermandad como un lugar apropiado para poder vivir la vocación cristiana de manera plena, y no buscar fuera lo que puede ofrecerse allí»

Aparecen muchas palabras de los tres últimos Papas alentando y ponderando la religiosidad popular.

Al final del Concilio Vaticano II empezó a aparecer el concepto de piedad popular o religiosidad popular. A partir de ahí, con toda la 'crisis', por llamarlo de alguna manera, de la interpretación de las enseñanzas conciliares con relación a la piedad popular, se empezó a menospreciarla un poco. Desde San Juan Pablo II sí se ha profundizado y sí se ha puesto en valor la importancia que tiene la religiosidad popular como manera de vivir la fe. Son explícitas las declaraciones sobre todo de Benedicto XVI y del Papa Francisco , que viene de Sudamérica donde la religiosidad popular tiene muchísmo predicamento. Por eso hago varias menciones a la Conferencia de Aparecida en 2007, que tiene unos documentos dedicados a la religiosidad popular que parece que habla de la religiosidad popular de Andalucía.

En la reciente Misión del Gran Poder se vieron imágenes de grandes avenidas abarrotadas para ver al Señor. Las procesiones convocan a mucha gente. Sin embargo, las iglesias siguen medio vacías. ¿Cómo se resuelve esta contradicción?

Es el gran reto y en buena medida lo que pretendo poner de manifiesto en el libro es la enorme responsabilidad que tenemos los cofrades de hacer que esa contradicción no se produzca. Las cofradías tienen que aprovechar el poder de convocatoria que tienen para que todos los que se acerquen a ella, o la mayor parte de los hermanos, vivan la fe de manera más auténtica. Hay un aspecto del libro que puede ser de los más significativos, y es que no se puede vivir la fe sin los sacramentos , igual que tampoco puede haber sacramentos sin fe. Evidentemente, uno no puede decir que le gusta mucho la cofradía si luego no va misa. Hay una enorme responsabilidad de procurar que no se produzca esa disociación entre la devoción puramente llamémosle sentimental con una fe verdaderamente vivida y ejercida. Por eso es muy importante profundizar en la necesidad de la vida sacramental, de que no haya iglesias vacías y calles llenas cuando salen las procesiones. Que no digo que sea malo, pero no es lo ideal, ni ese debe ser el fin.

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