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CARIDAD

La Piedad de Córdoba, una hermandad volcada en su barrio

La cofradía del Miércoles Santo realiza varios proyectos con los niños de Las Palmeras

Nazarenos de la hermandad de las Palmeras ARCHIVO

R. C. M.

En estas fechas es habitual ver a las hermandades inmersas en recogidas de alimentos y juguetes. Una actividad que no cesa durante el año, pero que en la Navidad se incrementa notablemente en ayuda de los más desfavorecidos . Pero si hay una cofradía que sabe lo que es vivir día a día junto a los que más lo necesitan, ésta es la hermandad del Santísimo Cristo de la Piedad y María Santísima de Vida, Dulzura y Esperanza Nuestra .

Situada en pleno barrio de Las Palmeras, la cofradía mantiene dos grandes proyectos con los menores de la zona. El primero de ellos, denominado «Escuela de Danza y Flamenco Piedad y Esperanza de las Palmeras» aglutina a unos 80 niños, que disfrutan con el baile, la guitarra y el cante flamenco, tan arraigado en el barrio. De esta forma, cada viernes por la tarde, decenas de niños de ocho años en adelante se reúnen para esta actividad, que cuenta con un presupuesto de unos 8.000 euros donados por la Fundación Cajasur .

Asimismo, otro de los buques insignia de la hermandad es el comedor social, que gestionan gracias a la ayuda económica procedente de la obra social conjunta de la Agrupación de Hermandades . A través de este comedor, la cofradía garantiza una correcta alimentación de los alumnos de los dos colegios públicos de la zona en periodos no lectivos (la última semana de junio, los primeros días de septiembre, Semana Santa y Navidad ). Además, en los últimos meses se ha ampliado esta cobertura a niños no escolarizados del barrio con carencias alimentarias .

A estos dos grandes ejes, hay que sumar iniciativas puntuales como la comida para las personas mayores del barrio o la constante colaboración con la parroquia de San Antonio María Claret . Hay que recordar que los nazarenos de esta cofradía, a diferencia del resto, no pagan ni siquiera papeleta de sitio y basta con abonar la cuota anual de hermanos (12 euros) para poder portar un cirio. Una circunstancia que obliga a la junta de gobierno a buscar financiación externa para su obra social, que más que un apartado de la hermandad, constituye en sí misma una forma de vida.

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