historia
¿Por qué la titular del Caído de Córdoba se llama Soledad?
Su primera advocación tras su llegada a San Cayetano fue la de Virgen de los Dolores

La Virgen del Mayor Dolor en su Soledad es una de las dolorosas más peculiares de la Semana Santa de Córdoba. Tanto, que para los historiadores resulta complicado encasillarla dentro de una determinada escuela artística. De autoría y fecha desconocida, sólo se sabe que llegó al Convento de San José (San Cayetano) encargada por el prior de la época, fray Gabriel de San Juan Bautista entre 1736 y 1739.
La llegada de esta talla se produce por la inminente necesidad de dotar al convento de una dolorosa más de medio siglo después de que llegase Jesús Caído, tras la donación del maestrescuela de la Catedral Francisco Antonio Bañuelos y Murillo. La creciente devoción al Señor y la existencia de la Virgen favorecieron la fundación de la hermandad, que data de 1765.
Al igual que ocurre con otras dolorosas, la titular mariana de la hermandad del Caído no ha mantenido siempre el mismo nombre. Su primera advocación fue la de Virgen de los Dolores, posteriormente, pasó a llamarse del Mayor Dolor. Por último, en el siglo XX, la cofradía decidió, por deferencia hacia la Marquesa de la Mota del Trejo, añadir el nombre de ésta, Soledad. Así, adquiere el nombre completo por el que se la conoce actualmente, Nuestra Señora del Mayor Dolor en su Soledad.
A partir de 1922, con la llegada a la Hermandad de Eduardo Quero, Marqués de la Mota del Trejo, y su esposa, Soledad, la situación de la cofradía da un giro de 180 grados con profundas reformas. Entre ellas, la concesión de los títulos de Real y Pontificia, la confección de los bordados de la Virgen, la nueva túnica de Jesús Caído o la realización de los respiraderos para el nuevo paso de la Virgen. Por este motivo, la cofradía decidió homenajear a una de sus hermanas más ilustres añadiendo el nombre de Soledad a la advocación de la Virgen. Y a la postre, es el apelativo popular que ha perdurado.
La imagen, anónima, está fechada en el siglo XVIII
De influencia clasicista, la imagen que procesiona desde San Cayetano cada Jueves Santo posee una marcada personalidad, acentuada por su pronunciada nariz, rectas cejas y grandes lágrimas. Un conjunto de enorme belleza que muestra el intenso dolor de una madre en pleno duelo por la muerte de su hijo. A esto, hay que añadir la grandiosidad de su paso de palio, el de mayores dimensiones de la Semana Santa de Córdoba.
Tras casi tres siglos de existencia, la Virgen del Mayor Dolor en su Soledad ha sido restaurada en dos ocasiones. La primera de ella, en el siglo XIX por José Saló y en segunda instancia en 1989, por Miguel Arjona. Actualmente, la imagen preside uno de los recién restaurados retablos de la capilla que Jesús Caído tiene en San Cayetano.
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