El alzheimer en Córdoba: cómo apoyar a los cuidadores de 15.000 enfermos

Rosa Huertas , psicóloga del centro de la Asociación de Alzheimer y Otras Demencias San Rafael de Córdoba recurre a las parábolas para explicar cómo es la enfermedad. Los que la padecen pueden sentirse como en una habitación oscura en las que a veces se va a la luz, o como personas que se sienten en una ciudad que no conocen y en un entorno desconocido, y hay que ayudarles. Para eso está el cuidador, que ayuda al que la padece, pero también necesita también apoyo. En el día mundial que se dedica a la lucha contra esta dolencia, que supone la mitad de las demencias que se diagnostican, quienes la ven cada día miran precisamente al cuidador y a su trabajo.

José María Jiménez Páez , médico de la Unidad de Demencia e Investigación Cognitiva y Conductual del hospital Reina Sofía de Córdoba desliza, entre otras, esta idea al hablar de cómo se aborda la enfermedad hoy. No es algo estrictamente clínico, pero habla de la coordinación sociosanitaria que tiene que unir la atención primaria, la especializada y los recursos sociales. Es para ayudar al paciente y para quien lo ayuda, y por eso cree que sería bueno aumentar el tiempo de ayuda. ¿La ayuda a domicilio? Ayuda, pero suelen ser dos horas al día y en muchos casos las familias, o la principal persona cuidadora no tiene suficiente con eso, ya que tiene que estar dedicada en cuerpo y alma el resto de las horas del día.

En Córdoba y provincia hay entre 12.000 y 15.000 personas que padecen la enfermedad, explica, y como siempre muchos de ellos todavía ni siquiera la tienen diagnosticada, con lo que no pueden recibir los tratamientos que ayudarían a ralentizar el desarrollo. De atención puede hablar también con conocimiento Rosa Huertas, que igual que ayuda a quienes allí residen o pasan algunas horas, también forma a los que tienen que cuidar de sus parejas, padres o hermanos en esta situación. «Lo primero es conocer la enfermedad , porque así se pueden enfrentar a ella, y hay que hacerlo día a día, para saber cómo afrontar cada uno de los síntomas», explica.

Antes que nada, explica que el sacrificio es necesario, «pero no tiene uno que dejarse atrás, porque los cuidadores deben comprender que cuidándose ellos mismos, lo hacen también de su familiar». Después están las habilidades que se pueden aprender: cómo afrontar un delirio o una situación de escape, y que se hacen con empatía , comprensión y aprendiendo de lo que funciona y de lo que no. Ensayo y error. Por seguir con la parábola de quien está desorientado en un sitio que no conoce, hay que tomarlo de la mano (real o figuradamente) para conducirlo allí donde se sienta seguro. ¿Incluso si no reconoce a quien está hablando con él, aunque sea su esposa o su hijo? «Es necesario que te pongas en su lugar, que les hables para que se sientan seguros», explica la psicóloga.

El doctor José María Jiménez explica que para ayudar a que el avance no sea demasiado rápido, igual que para prevenir la aparición, lo fundamental son los hábitos: alimentación sana, algo de ejercicio y evitar el exceso de alcohol y de tabaco. Son en realidad los mismos que previenen las enfermedades cardiovasculares porque unas y otras están relacionadas: si hay problemas del corazón y de circulación de la sangre, también afectarán al riego al cerebro.