Hazte premium Hazte premium

PERDONEN LAS MOLESTIAS

Amnesia

El señor Bellido ha pedido las facturas del alojamiento de inmigrantes en Vistalegre. La memoria, se ve, es materia frágil

José María Bellido durante una rueda de prensa en la sede municipal del PP VALERIO MERINO
Aristóteles Moreno

Esta funcionalidad es sólo para registrados

Entre 1959 y 1973, más de dos millones de españoles tomaron rumbo a Europa para huir de la penuria. La mitad de ellos marcharon sin contratos de trabajo . Es decir, sin papeles. Muchos se sirvieron de las redes de emigración ilegal, que les ofrecían un modo de transporte clandestino y un falso trabajo. Lo que hoy se conoce ostentosamente como las mafias de la emigración. El 80% eran analfabetos y la mayoría no sabían situar Alemania en el mapa. Tenían que trabajar para sacar a sus familias adelante y punto.

Las imágenes en blanco y negro de la fila de españoles desnudos pasando revisión médica en Hendaya son demoledoras. Retrataban a aquella España descolgada del mundo desarrollado cuyos ciudadanos eran tratados , a menudo, como ganado vacuno . Las condiciones de habitabilidad no eran, en muchos casos, más tranquilizadoras. Hacinamiento y precariedad para ahorrar costes y mandar divisas que permitieran sobrevivir a la mitad de la familia amputada. Hoy muchas de aquellas viviendas se conocen con el sobrenombre indecoroso de «casas patera» . Los temporeros se llevaban la peor parte. Como siempre. Barracones y jornadas extenuantes bajo el sol y la lluvia.

Andalucía entregó a buena parte de sus jóvenes en aquellos trenes transeuropeos con dirección a la incertidumbre. Fue de largo la comunidad que más emigrantes desangró . Era la más pobre. La más olvidada. Algunas estadísticas indican que uno de cada cuatro andaluces se vio obligado a meter su vida en aquellas maletas atadas con cuerdas. Decimos andaluces porque el 84% de los expatriados eran varones . Dejaban a sus esposas y a sus chiquillos y luego, cuando regresaban a casa, les abría la puerta un niño (o una niña) que avisaba a mamá de que había llegado un señor desconocido.

Eso sucedió en los aciagos años sesenta . Antes de ayer. Veinte años atrás, otro medio millón de españoles habían cruzado los Pirineos buscando refugio. ¿Nos suena la palabra? No eran gente que se desplazara en busca de mejores oportunidades de vida. Eran seres humanos que huían de la cárcel y la persecución , en el mejor de los casos. Lo que el derecho internacional denominó poco después como refugiados y a quienes dotó de un estatuto universal de protección de obligado cumplimiento. Pues bien. Los refugiados españoles fueron confinados en el sur de Francia en campos de concentración bajo condiciones infrahumanas.

Otros tres millones de españoles emigraron a América Latina la primera mitad del siglo XX . Lo hacían a bordo de barcos atestados de pasajeros, en una imagen que nos recuerda como dos gotas de agua a los paquebotes que surcan hoy el Mediterráneo en medio del mar bravío. Los sueños quiméricos que animaban el proyecto migratorio de aquellos desalmados de principios de siglo y los de estos otros tantos años después apenas se distinguen por el color de piel. Si sumamos los contingentes españoles enunciados párrafos más arriba, alcanzamos la cifra de casi seis millones de emigrantes agrupados en las tres oleadas más numerosas del siglo XX.

Hace tres días el señor Bellido , líder de la oposición municipal , reclamó las cuentas del alojamiento y manutención de dos grupos de inmigrantes subsaharianos acogidos en situación de emergencia humanitaria en el pabellón de Vista Alegre de Córdoba. En total, sumaban 424 personas con un límite temporal máximo de 72 horas de estancia . El señor Bellido lanzó una pregunta al aire en los siguientes términos: « ¿Vamos a tener que pagar los cordobeses la factura de los errores cometidos? ». La pregunta quedará atrapada por los siglos entre los márgenes de la memoria y el vértigo de la amnesia.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación