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Exposición

El cáliz ya reposa en Córdoba con el Inca

La copa tallada en 1620 se perdió probablemente en 1808 y fue comprada por 11.000 libras a principios de este siglo

Una mujer observa el Cáliz del Inca en la exposición en la Mezquita-Catedral Valerio Merino

Rafael Verdú

El conocido como Cáliz del Inca , una bella pieza de la mejor orfebrería cordobesa labrada hace más de 400 años, tiene una historia asombrosa. El Inca Garcilaso , de nacimiento Gómez Suárez de Figueroa, fue un soldado y hombre de letras a caballo entre los siglos XVI y XVII, nacido de la nobleza española y la realeza andina , que pasó los últimos años de su vida entre Montilla y Córdoba, donde falleció en 1616. Poco antes de morir, aunque se desconoce la fecha exacta, encargó al destacado platero cordobés Juan Bautista de Herrera un cáliz para la capilla de las Benditas Ánimas del Purgatorio de la Mezquita-Catedral, que en la actualidad alberga sus restos.

En fecha tan temprana como 1624 el cáliz, elaborado con plata dorada -quién sabe si procedente de las minas del Potosí- y piedras preciosas y esmaltes por Herrera en 1620, ya aparece catalogado en los registros oficiales del Cabildo-Catedral. No es posible precisar cuándo desapareció el cáliz de la Catedral de Córdoba, pero todo apunta a que fue sustraído durante la «francesada» de 1808 . Ese año, durante la Guerra de la Independencia contra las tropas napoleónicas, el general Dupont venció a los españoles en la Batalla del Puente de Alcolea (7 de junio). Los imperiales permanecieron en Córdoba poco más de una semana, tiempo más que suficiente para cebarse con la población local y arramblar los valiosos tesoros que guardaban iglesias, conventos y palacios. Durante aquel episodio, conocido como «el saqueo de Córdoba», es probable que se sustrajera el Cáliz del Inca. Dupont y sus «grognards» salieron por piernas de Andalucía solo unas semanas después, tras ser derrotados por el general Castaños en la Batalla de Bailén, y puede que la copa, un objeto de pequeño tamaño, lograra cruzar oculta al norte de los Pirineos . O quizás alguien, conocedor del verdadero valor de esta obra maestra de la joyería cordobesa, lo mantuvo escondido hasta poder obtener un buen rédito por la copa.

Lo único cierto es que el Cáliz del Inca no reaparece a ciencia cierta hasta 1902 . Y no fue en Francia, sino en Londres, la «oficina internacional de objetos históricos perdidos» . Allí fue subastado para, casi de inmediato, volver a perderle la pista. ¿Adivinan dónde fue encontrado de nuevo? Pues sí, en Londres. Pero esta vez acudió a su rescate el Estado español, que lo adquirió en el comercio de la ciudad del Támesis por 11.000 libras esterlinas a principios de este siglo (serían unas 15.000 libras de 2019, equivalentes a 17.000 euros). Pocos se enteraron del hallazgo y la compra, que fueron llevadas a cabo sin publicidad. Desde el año 2005 ocupa algún lugar en el Museo Nacional de Artes Decorativas de Madrid y ahora, por primera vez en siglos, vuelve a Córdoba, aunque sólo temporalmente, para poder ser visto en el mismo lugar para el cual fue pensado hace 400 años, la Mezquita-Catedral.

Eso es posible desde ayer, con la inauguración de la exposición «El Cáliz del Inca: símbolo de la platería de Córdoba» , que puede verse hasta agosto en el interior de la Mezquita-Catedral, organizada por el Cabildo-Catedral. El Cáliz del Inca vuelve a Córdoba, pero por poco tiempo.

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