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La casa Colomera, vendida para convertirse en un hotel

Tendrá cuatro estrellas y cuarenta habitaciones en un edificio emblemático

Un hombre pasa delante de la casa Colomera VALERIO MERINO

RAFAEL RUIZ

Es uno de los edificios privados más populares de Córdoba desde hace cerca de un siglo y, en adelante, tendrá un uso de establecimiento abierto al público. En una de las operaciones inmobiliarias del año, una cadena hotelera ha adquirido la llamada casa Colomera, o más propiamente, el palacio de los condes de Colomera. Para el nomenclátor de la ciudad, el número tres de la plaza de las Tendillas, un imponente edificio de cuatro plantas coronado por dos torreones de inspiración borrominesca (por Borromini, un arquitecto italiano del siglo XVI).

La operación se plasmó en un contrato hace aproximadamente un mes y falta por elevarse a escritura pública. Supone la salida al mercado hotelero de un edificio que ha sido pretendido por las empresas del sector en otros momentos pero que tuvieron los reparos de la fuerte intervención que corresponde un edificio que es mitad bloque de pisos (la que se puede ver), mitad casa solariega (la que se encuentra en el interior de la manzana, que está oculta para el peatón). El establecimiento hotelero se sumará a la ola de aperturas de establecimientos de gama alta (tendrá cuatro estrellas) que se está produciendo en la ciudad al calor de los buenos datos de visitas turísticas durante gran parte del año.

Historia viva de Córdoba

La casa Colomera es parte viva de la historia de la ciudad. Fechada en 1928, el proyecto lo firmó Félix Hernández, quien fue además el responsable de trazar la plaza de las Tendillas tras la expropiación y derribo del hotel Suizo. Desde su creación, siempre ha tenido uso residencial privado con ese aire de distinción que se le quiso dar a las Tendillas cuando se formaliza el ensanche de Córdoba bajo el mandato del alcalde José Cruz Conde. Hernández fue conservador de la Mezquita-Catedral, un pionero en la investigación de la ciudad palatina de Medina Azahara y codirector de las excavaciones del Templo Romano de la calle Claudio Marcelo.

Se trata del primer hotel que se crea en la misma plaza de las Tendillas desde la apertura del Boston. En la misma plaza se trabaja desde hace meses en la construcción de un edificio de apartamentos turísticos. Se trata de un conjunto catalogado que bebe de la moda arquitectónica del primer tercio del siglo pasado, con el aire del regionalismo, que dejó en Córdoba algunos edificios verdaderamente notables como la casa Enríquez Barrios (de Aníbal González y Aurelio Gómez Millán, con su inconfundible ladrillo rojo), la sede de La Unión y El Fénix (de Benjamín Gutiérrez Prieto) o la Central de Teléfonos (obra de Ramón Aníbal Álvarez). Se trata de proyectos que se levantaron en un corto espacio de tiempo, entre 1925 y 1930, lo que permitió dotar al conjunto de una homogeneidad —una de las decisiones fue darle más altura que al entorno para otorgarle cierto carácter simbólico— que protegen las normas urbanísticas y que rompe el edificio de Creusa, el más feo de todo el entorno con enorme diferencia. Las Tendillas es el centro neurálgico de la ciudad pero, curiosamente, no tiene ningún edificio de representación institucional. La mayor parte de ellos son privados, excepción hecha del instituto Góngora.

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