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Misterios de la Arqueología

Córdoba, escuela y reposo de los gladiadores de Roma

Las numerosas lápidas funerarias halladas en la Colonia Patricia avalan la existencia de una escuela de luchadores

Fotogalería: los nombres y las victorias de los gladiadores hispanos de Córdoba

Un murmillo vencedor en la arena, en un cuadro del pintor del XIX Jean-Léon Gérôme De Jean-Léon Gérôme - phxart.org

Rafael Verdú

Ingenuus tuvo una vida corta pero azarosa que le llevó a recorrer gran parte del Imperio romano a comienzos de la era cristiana. Nacido en algún punto del centro de Europa, en lo que entonces se llamaba Germania, viajó hasta Roma para formarse como gladiador en una de las escuelas más prestigiosas, el Ludus -escuela- Gallicianus.

Allí pasó el examen físico y se formó como «essedarius» , una tipología de luchador poco frecuente que conducía un carro , aunque es posible que combatieran a pie en la arena armados con un casco, una espada y tal vez lanzas. Ingenuus es el único gladiador con ese equipamiento del que hay constancia de que combatiera en Hispania. Y lo hizo en Colonia Patricia Corduba .

Hasta aquí llegó sin que se sepa cómo, cuándo ni por qué, pero debió de ser un luchador apreciado por sus colegas gladiadores, que de otro modo no habrían corrido con los gastos de su enterramiento. Así consta en una estela de piedra calcárea hallada en Córdoba que da cuenta de sus victorias y de su lugar de enterramiento, en los alrededores de lo que fue el anfiteatro romano, localizado bajo el Rectorado de la Universidad.

Restos arqueológicos del anfiteatro de Córdoba donde combatían los gladiadores, en el actual Rectorado de la UCO Valerio Merino

Ingenuus murió joven para los estándares de hoy en día, pero sus 35 años de vida eran mucho tiempo para los gladiadores, que pasaban en este mundo de media 27 años. Y obtuvo unas meritorias 12 victorias en la arena . Sus compañeros lo enterraron con una dedicatoria funeraria que aún se emplea hoy en día: «Sit tibi terra levis» , «que la tierra te sea leve».

De Ignatiuus solo sabemos lo que cuenta su lápida. Sin embargo, las demás estelas del mismo tipo dicen mucho más sobre la importancia de la Colonia Patricia. Se han encontrado en la ciudad al menos 15 inscripciones epigráficas que nos hablan sobre 20 gladiadores, todas ellas estudiadas por los arqueólogos Juan Murillo y Desidero Vaquerizo en un informe publicado en 'Monografías de arqueología cordobesa' (2010).

La escuela de Córdoba

«Tales epígrafes representan aproximadamente el 80 por ciento de los conocidos en Hispania », aseveran los autores. Esa abundancia de enterramientos de gladiadores hace pensar que la Colonia Patricia albergó en la época imperial una escuela de gladiadores, la única conocida en la península . Había muy pocas de estas academias por todo el Imperio, y la mayoría estaban en Roma.

Las tres lápidas de gladiadores que pueden verse en el Arqueológico de Córdoba. De izquierda a derecha corresponden a los luchadores Amandus, Actius y Probus Valerio Merino

La existencia de un «ludus hispanus» o escuela de gladiadores hispánica está documentada desde hace tiempo por una inscripción hallada en Barcino , la actual Barcelona, lo que hizo pensar que la academia debió estar ubicada en aquella provincia, en Tarraco en vez de en la Bética .

Sin embargo, Vaquerizo y Murillo recuerdan que «el alto número de inscripciones gladiatorias documentadas en Colonia Patricia Corduba avalan la hipótesis de su localización en la capital bética o, en el mejor de los casos, en Italica». Esas lápidas fueron apareciendo a lo largo del siglo XX y buena parte de ellas están muy bien conservadas y se pueden ver en el Museo Arqueológico de Córdoba.

Todavía hay más testimonios que refuerzan la idea de una Corduba donde entrenaban los gladiadores. Uno de ellos es el epitafio funerario de un hombre llamado Cursor , de quien se dice que fue «doctor retiariorum», es decir, entrenador de gladiadores reciarios , un tipo de luchador que combatía con armadura ligera frente a los pesados murmillos.

La vida de los gladiadores

Detalle de la estela dedicada al gladiador de origen germano Probus, mirmilón especializado contra reciarios V. Merino

Los gladiadores, aunque murieran jóvenes, eran venerados en todo el Imperio . Sin embargo, tenían una profesión ligada a la muerte, lo que los obligaba a confinarse extramuros , lejos de los refinamientos de la ciudad. Probablemente convivían en su 'ludus' junto con otros luchadores hasta que les llegara su hora, y eran enterrados cerca del lugar donde habían combatido, como ocurrió en Córdoba.

Casi todos los gladiadores enterrados en la Colonia Patricia eran hombres serviles que dependían de un lanista , el propietario de la escuela de formación. Sólo dos de aquellos luchadores hispanos eran hombres libres.

Junto a Ingeniuus, en la Colonia Patricia -aunque procedentes de todos los rincones del Imperio- combatieron y murieron otros cuyos nombres han llegado hasta nuestros días. Actius, Ampliatus, Aristobulus, Satur, Bassus, Cerinthus o Faustus son algunos de ellos. Lucharon en la arena, en contra de una percepción muy extendida, no con el objetivo de matar a sus oponentes sino para entretener al público. Eran la segunda parte del «pan et circenses», una filosofía política simple pero efectiva que sirvió, mientras duró, para mantener un cierto orden social en el Imperio.

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