Hazte premium Hazte premium

LITERATURA

La Córdoba de Valle-Inclán según Martínez Torrón

El profesor edita y anota por vez primera «El ruedo ibérico», en que aparecen la ciudad y varias de la provincia

Valle-Inclán, a la izquierda, en el estudio de Julio Romero de Torres ARCHIVO

LUIS MIRANDA

No se dice el nombre de la ciudad, pero a los escritores no les hace falta cuando la convocan por otros medios: «Aceras angostas. Triangulados azoquejos. Lumbre de cales. El Arcángel San Rafael levanta el estoque sobre el concurso vocinglero de las fuentes. Birsas de azahares y callejones morados ondulando por tapias de huertos y conventos. Larados canceles. -Motivos del moro.- Patios de naranjos y arrayanes, arquerías y persianas. En el verde silencio, el espejo de la alberca. La tarde, que acendra en el azul remoto una cristnalina claridad de sierra, llegaba con remusgado cabrilleo hasta el catre del Zurdo Montoya». Los patios y San Rafael bastan para saber que Ramón del Valle-Inclán hace una descripción de Córdoba, en un lenguaje tan preciso como poético.

El fragmento corresponde a la novela « Viva mi dueño », que forma parte de la serie « El ruedo ibérico », con la que Ramón del Valle-Inclán quiso reflexionar sobre la utopía y la imposibilidad de las revoluciones. Nunca fue una obra fácil, pero ahora los lectores pueden acceder por primera vez a una edición prologada y anotada que les ayudará a comprenderla: la que ha preparado Diego Martínez Torrón , catedrático de Literatura Contemporánea de la Universidad de Córdoba, y que ha publicado Cátedra , un sello de referencia en literatura canónica.

Hasta ahora no había una edición anotada de esta obra de difícil comprensión, que el profesor considera «cumbre» de la literatura del siglo XX

La publicación viene a rellener un hueco, porque no había una edición anotada de una obra «de difícil comprensión, que había que leer despacio muchas veces» para comprender todo lo que encerraba en su interior. Ahora los lectores tienen a mano esta edición que les desvelará la que para el profesor cordobés es «la obra cumbre de la literatura en el siglo XX », a la altura de los grandes clásicos españoles, como el mismísimo « Don Quijote de La Mancha ». Las distintas anotaciones sirven para comprender una obra en la que Valle-Inclán innova mucho, pero lo hace con fondo, ya que al mismo tiempo que lo hace mantiene un fondo de reflexión, «que es el de la imposibilidad de las reflexiones y de la utopía». Tal y como dice el libro, «no se queda en una simple ruptura con modos narrativos del pasado, sino que ahonda en temas trascendentes con lacónica y modernísima brevedad».

Su estilo ya no es el modernista, «tan exquisito como vacío», de las « Sonatas », sino que opta por una gran precisión verbal, «que deja clavada la descripción del carácter de un personaje con un par de adjetivos», y por lo tanto de gran riqueza léxica pese a la aparente simplicidad sintáctica. Por su ambición formal y su visión escéptica de la historia, Diego Martínez Torrón no vacila en decir que está por encima de obras canónicas del siglo XX, como el « Ulysses » de Joyce o « En busca del tiempo perdido », de Proust. La edición, en la que se habla de los acontecimientos y de los personajes reales que se citan, permite adentrarse en este mundo sin perderse. Si riqueza y variedad de vocabulario son un desafío: si al hablar de la Corte abundan los galicismos, en otros momentos las palabras gitanas y el habla popular de la época saltan a las páginas del libro.

Estampas cordobesas

El telón de fondo de la obra es la Revolución de 1868 contra Isabel II , conocida como «la Gloriosa» por su triunfo, y Córdoba tuvo en ella gran protagonismo, entre otros asuntos por la batalla del Puente de Alcolea , que supuso la derrota definitiva del ejército de la Reina. «Valle-Inclán era muy amigo de Julio Romero de Torres cuando éste vivía en Madrid, y visitó Córdoba muchas veces», explica Diego Martínez Torrón al hablar del protagonismo de la ciudad en la obra.

Así se tiene que hablase del café La Perla , de la Corredera y del Círculo de la Amistad , aunque a veces cambia los nombres: «El Recreo de Córdoba , billares, mesas de tresillo, veladores de dominó, mozos de librea con servicios de café y licores, humo de habanos, ceceos y rijos de los zánganos que en el vesítublo jalean a las mozas de bargo que cruzan la acera. Los del chamelo, golpeando la ficha, se juegan una ronda», dice en un párrafo sobre el Círculo para luego hablar de su valiosa biblioteca , que sigue conservada.

Habla de otros hechos cordobeses, como la orden de fusionalmiento del coronel Ceballos contra el revolucionario Fernández Vallín , en Montoro, porque el segundo había quitado una amante al primero. También hay episodios en Villa del Río , que llama Villar del Río, y en los Villares.

Esta funcionalidad es sólo para suscriptores

Suscribete
Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación