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Crónicas de Pegoland

Cuernos y perdices

Seguramente sea más fácil hablar de toros y caza que decirle a las gentes del mundo rural qué futuro le espera a sus hijos

Pablo Casado junto al torero Miguel Abellan en su mitin en Córdoba Álvaro Carmona
Rafael Ruiz

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Aseguran los políticos, específicamente, los de la diestra que a la gente de los pueblos hay que ganársela hablando mucho de toros y de caza, que por lo visto es de lo que se habla en los pueblos. Y se ha convertido en un especie de mantra que abordar la cosa de la cuerna y del tiro al pichón para ganarse el favor del voto cateto, que los de pueblos somos señores que andamos buena parte del día en la plaza comentando con un palillo entre los dientes explicando la de perdices que han caído en la última batida y el pase de pecho de Finito de Córdoba . Oh, qué arte.

En mi pueblo deben ser un poco raros, dada esa realidad que nos ponen por delante en los mítines de la cosa, porque los temas versan más sobre los precios del Mercadona comarcal, que orgullosamente se encuentra en zona patria, sobre los retrasos del centro de salud y las posibilidades de conseguir un puesto de trabajo.

Los programas electorales, sin embargo, no van a decir gran cosa de los centros de salud o los mercadonas ya que los arúspices electorales le han dicho a sus clientes políticos que, con cuatro salvas de disparo, está la cosa más que solucionada.

Es verdad que hay un montón de orgullosos taurinos y cazadores en los pequeños municipios. En algunos casos, incluso hablan del tema cuando están con los amigos, con las parejas, tomando un biter kas mientras dan sus paseos cogidos del bracete.

Existen taurinos que lo que quieren es que les dejen ver sus toros sin que les mareen más de la cuenta así como muchos cazadores que lo que buscan es que no les den la vara con regulaciones cada vez más complicadas. Tener un marco legal para hacer lo que llevan haciendo toda la vida con las restricciones que ellos conocen mejor que nadie. Concedo que algunos pueden ser incluso un poco «jartibles» con ambas aficiones.

Supongo que es más fácil hablar mucho de caza y de toros que plantearle a la gente que vive en municipios pequeños qué es lo que van a hacer desde el gobierno para que las oportunidades de sus hijos sean las mismas de quien vive en ciudades grandes con acceso a mejores servicios de todo tipo.

Es mucho más barato el cohete de artificio del asunto simbólico (tan metafórico como promover su prohibición siempre de forma no literal) que establecer una estrategia rural financiada para reducir el diferencial de la tasa de paro, promover valor añadido a la agricultura, dedicar dinero suficiente para dotaciones eléctricas y de comunicaciones dignas, suelo industrial disponible o, qué se yo, guarderías, colegios, institutos y médicos con sus enfermeras y todos.

La política de hoy es ver las listas del paro y hablar de toros y de caza porque lo manda el departamento de marketing correspondiente, el consultor que es el que al final mete la mano bajo la chaqueta del muñeco para hacerle hablar. Cual ventrílocuo cómico.

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