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Patrimonio

Cultura acomete la puesta en valor de los Baños de San Pedro de Córdoba

Realiza el trabajo técnico previo para que el edificio de Carlos Rubio se pueda visitar

Arcos de los Baños de San Pedro ABC

Rafael Ruiz

La Consejería de Cultura de la Junta ha iniciado los trabajos técnicos previos a la restauración de los baños hispanomusulmanes de San Pedro de la calle Carlos Rubio, un edificio de propiedad autonómica de gran valor histórico y que lleva cerrado años sufriendo un deterioro que solo han conseguido frenar intervenciones puntuales. Cultura realizó la última actuación preventiva en 2017 con el objetivo de parar los problemas que atañen al monumento, un baño público que estuvo en uso desde los siglos XII al XV.

La delegada de Cultura, Cristina Casanueva , ha explicado que la Consejería, se encuentra en estos momentos con el trabajo técnico previo a la licitación de los contratos necesarios para que los Baños de San Pedro sean puestos en valor. La Junta ha asegurado en numerosas ocasiones que el objetivo con los Baños de San Pedro y de Pescadería era conseguir que fuesen visitables para el público que no conoce que tras una fachada se encuentra un elemento histórico de ese calado. Ahora, además de tener el teórico interés, cuenta cuenta con el propósito de convertirlo en proyecto a desarrollar por la consejería responsable del patrimonio histórico.

La Junta tuvo que intervenir en un edificio que es suyo porque literalmente se venía abajo. En los años noventa, se detectó que el edificio que abriga los restos arqueológicos amenazaba ruina inminente por lo que se montaron unas obras de urgencia para que no desapareciera lo que quedaba que son, básicamente, las partes que componen un edificio de estas características dividido en sala de acceso, fría, templada y caliente más algunas instalaciones necesarias para su funcionamiento. Este tipo de edificios tenían, según los expertos, un uso religioso, social y cultural en tiempos de Al Ándalus que se mantuvo tras la conquista cristiana de Fernando III.

Restos de la caldera ABC

En informes realizados sobre el monumento de los arqueólogos Pedro Marfil, Carolina Martín y Santiago Rodero se explica que no existe constancia escrita de la construcción del baño de San Pedro más allá de que los conquistadores cristianos ya se lo encontraron funcionando, según un documento de 1260. No es extraño que eso ocurriera si se entiende que este tipo de instalaciones se contaban por centenares en la Córdoba de la época. Un síntoma de su preeminencia como hoy lo serían los centros comerciales o las luces de neón.

También se sabe que Alfonso X entregó la propiedad de las instalaciones a una señora llamada doña Illana aunque el dueño del mismo acabó siendo el Cabildo de la Catedral por la donación efectuada por los hijos de la beneficiaria de la entrega regia. A partir de ese momento, fue el órgano director de lo que pasaba en la Mezquita quien se hizo cargo de las obras de mantenimiento y reforma que, según los autores, fueron constantes hasta que cayó en desuso.

Los informes explican que lo que se podrá ver ahora en los Baños de San Pedro es una parte del conjunto. Tampoco la ciudad es la misma. Entonces, estaba ubicado cerca de una especie de plazuela conocida como Cinco Calles , denominación ya perdida en el siglo XIX. El edificio contaba con dos entradas, una de las cuales se encontraba en la plaza de la Paja y debe hallarse bajo un edificio de viviendas que se levantó hace años. La única que sobrevive es la de la calle Carlos Rubio, cuya denominación histórica fue calle Alta del Baño o del Baño Alto hasta que se modificó para honrar al periodista cordobés más importante del siglo XIX.

El inmueble contaba con una zona propia para los animales, una casa de servicio, estaba rodeado de tapias y disponía de varios aljibes de servicio. Se tienen descripciones muy minuciosas de estos espacios porque las reformas llegaron hasta 1476, cuando se realizó una obra de modificación del recinto de la que se dejó constancia expresa en la vieja tradición de la Iglesia de no tirar nada a la papelera. Aún en esa época, las salas de baño propiamente dichas seguían siendo abovedadas con las lumbreras características. La caldera que calentaba el agua se cree que era de cobre y era un elemento de relevancia porque tenía que estar siempre en perfecto estado de revista, como un calentador moderno. La orden del Cabildo fue que el edificio estuviese lo suficientemente bien preparado para que no dejada de dar el servicio de aguas a quien lo necesitase. El cierre tuvo lugar en 1524 cuando se desmontó la caldera que se usó para reparar la de los Baños de Santa María.

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