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Reportaje

Ximénez Group | Una empresa familiar sin nueras ni yernos

La firma se garantiza el relevo de la tercera generación por un estricto protocolo que sólo autoriza la participación de parientes directos

Mariano Jiménez, director general, posa con su tío, Francisco Jiménez, actual presidente Valerio Merino

Rafael Verdú

Ximénez Group es una empresa familiar, y como tal tiene las virtudes de las compañías cuya propiedad pasa de una generación a otra. No es la menos importante la consolidación de una marca propia a lo largo del tiempo, como le ocurre a Ximénez y sus casi 75 años de historia . La «X» se añadió al nombre por una broma del fundador del holding, Francisco Jiménez Carmona, quien comentó en una ocasión que el capital de la compañía procedía de México, algo que no es cierto, recuerda el actual presidente, hijo del creador.

Pero Ximénez también está expuesta a los mismos problemas que cualquier otra empresa familiar, y no son pocos. Un estudio de la Federación de Organizaciones de Profesionales, Autónomos y Emprendedores revela que sólo el 15 por ciento de estas compañías alcanza la tercera generación . En ese momento se encuentra ahora mismo Ximénez Group, y no se vislumbran problemas en el horizonte en cuanto al relevo generacional. Francisco Jiménez, presidente del holding, aclara que la compañía dispone de un protocolo familiar en el que se detallan con claridad las responsabilidades de cada miembro de la saga. Francisco y sus tres hermanos son los socios que forman la segunda generación, que ahora pilota la compañía. La tercera, formada por ocho familiares directos, ya está integrada en la empresa casi al completo.

Los cuatro hermanos eligieron de común acuerdo a un sucesor para liderar la empresa en el futuro, que tuvo que ser aceptado por todos los que forman la tercera generación. Ese hombre es Mariano Jiménez , sobrino de Francisco y el actual director general.

El protocolo de sucesión es muy restrictivo. Tanto, que «aquí no permitimos ni nueras ni yernos , solamente ramas directas. Nos ha ido bien así, porque ahora somos todos hermanos y no hay segunda línea», sentencia Jiménez.

Esa carácter familiar llevado al extremo se traslada también al día a día de la empresa. Sus trabajadores también «heredan» el puesto y muchos de ellos han pasado allí toda su vida laboral, más de 40 años. La empresa es «una amalgama de gente con familias enteras», dice Francisco Jiménez . El presidente habla de ello con tono familiar, un tic que cuadra poco con una gran empresa multinacional, pero a Ximénez el sistema le ha funcionado. El compromiso de los trabajadores es tan elevado que «aquí hay gente a la que yo no tengo dinero para pagarles. Los conozco a todos y he dormido y comido con ellos», indica con orgullo el patriarca. Como Julio César con sus legiones.

Por eso, todos los empleados del grupo son residentes de Puente Genil , una localidad que el grupo Ximénez no piensa abandonar, pese al coste económico de la mano de obra. «Seguimos intentando mantener» este modelo, apostilla Mariano Jiménez , quien está llamado a ser el futuro presidente de una de las compañías de más éxito en toda la región.

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