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Delincuencia

El fraude informático se triplica en seis años en Córdoba y ya se detectan 100 estafas cada mes

Los expertos alertan en Córdoba de que hay más casos que no se denuncian y el fenómeno podría seguir creciendo

El coronel Jaime Cereceda y el teniente coronel Juan Carretero, comandante de la Guardia Civil en Córdoba V. Merino

Rafael Verdú

Los estafadores ya no utilizan el trile, las cartas, estampitas o billetes falsos para timar a los incautos. No los necesitan. Tienen a su alcance una herramienta mucho más potente y en la que resulta fácil disfrutar del anonimato: Internet . La estadística demuestra que cada vez más los delincuentes realizan sus actos empleando la red.

En 2015, el porcentaje de «cibercrimen» en España se situaba en el 18% y en tres años se ha multiplicado por 2,5. En la provincia de Córdoba , esa relación es muy inferior: de los 24.900 delitos penales investigados en 2017 (el último año con datos para comparar), 1.656 se cometieron a través de la Red, lo que da una tasa del 6,6 por ciento. Las tres cuartas partes de esos delitos son estafas , con 1.196 del total detectado en Córdoba, y crecen a un ritmo galopante. En 2011 en toda la provincia «sólo» se investigaron 367 casos de estafas en el «ciberespacio». En seis años, el fraude informático se ha triplicado.

Y esos números podrían ser sólo la punta del iceberg. Tal como apuntó el coronel Jaime Cereceda ayer en Córdoba, «el 48% de los usuarios ha sufrido algún intento de fraude» informático en cualquiera de sus categorías. Por ejemplo, a través del comercio electrónico , que en 2018 movió en todo el país 40.000 millones de euros en más de 600 millones de transacciones, según datos de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia facilitados por Cereceda. De media, es como si cada español hubiera realizado 13 compras online.

Muchos más casos

Varios de los ponentes del seminario coincidieron en señalar que no se denuncia todo el fraude informático , bien por desconocimiento, por tratarse de pequeñas cantidades o incluso por vergüenza. «O porque se compromete el prestigio de las empresas», sugirió Cereceda. Para Rubén Sánchez , portavoz de Facua , «nos llegan menos denuncias de las que deberían. Pero si hubiera más conocimiento, nos llegarían más demandas y por tanto tendríamos más saturación». Una «pesadilla» que se muerde la cola.

Y si el panorama es malo ahora, puede que sea peor en el futuro. Es la opinión del coronel Cereceda: «Pensamos que el fraude informático va a seguir creciendo, ya que tiene una gran relación coste/beneficio y permite el anonimato». Por eso la tasa de esclarecimiento de los delitos informáticos es muy inferior a la de los crímenes convencionales. En toda España se situó en el 22,4%, una cifra que en Córdoba es superior: en 2017 se aclararon 582 de los 1.656 delitos del «cibercrimen» (35%), entre los que se incluyen el acoso, amenazas o delitos sexuales , que son relativamente fáciles de perseguir. La tasa baja 10 puntos si sólo se analizan las estafas por Internet . Los Cuerpos de Seguridad pudieron aclarar 307 de los 1.196 casos investigados (25,6 por ciento).

El fraude informático , de acuerdo con la definición del Ministerio del Interior, incluye las estafas bancarias (22 en Córdoba en 2017), las estafas con tarjetas de crédito, débito y cheques de viaje (377) y otras estafas (491; algunas de ellas se explican en el bloque superior de la página). Mientras que la estafa bancaria ha permanecido estable en Córdoba en los últimos años (hubo 20 en 2011), los demás timos empleando los nuevos canales han experimentado incrementos de hasta el 600%.

¿Dónde hay que investigar?

En el fraude informático no tiene por qué haber una relación física directa entre el delincuente, la víctima y el dinero. Un estafador puede engañar desde Córdoba a miles de personas por todo el país y traspasar el dinero a Luxemburgo . Eso, hasta no hace mucho, ha complicado la investigación del «cibercrimen» en España, porque nadie sabía quién debía hacerse cargo de las pesquisas. Según explicó el fiscal delegado de Criminalidad Informática, Juan José García , el Tribunal Supremo dictó en un principio la «teoría de la ubicuidad» para los delitos cometidos a distancia, entre los que se incluían los informáticos. Cualquier tribunal o cuerpo policial relacionado con algún punto del hecho delictivo (criminal, víctima, dinero...) podía hacerse cargo del caso.

Aquello no funcionó porque «los tribunales se peleaban entre sí», dijo el fiscal, por hacerse o deshacerse de los procedimientos. El Supremo se dio cuenta del error y «planteó que había que ser sensatos», en palabras de García. Ahora, se hace cargo de un caso el tribunal del lugar donde sea más fácil realizar la investigación , y eso suele ocurrir «donde está el malo», según la expresión del fiscal. Es más sencillo ir detrás de la pista del supuesto delincuente, que al fin y al cabo es uno solo (o unos pocos en el peor de los casos), que centrarse en las víctimas, que fácilmente se cuentan por miles en los fraudes informáticos. Y la Fiscalía también tiene claro cómo quiere tratar a los «malos»: «Es preferible tardar un poco más en la investigación para meterles un paquete gordo , en lugar de ir rápido con muchos paquetes pequeños» de los que terminan por librarse.

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